Un guardia civil fue juzgado ayer en Palma por acosar a su expareja a mediados de abril de 2018 enviándole mensajes a su móvil y llamándola por teléfono también a su puesto de trabajo en un municipio en el norte de la isla.

El acusado, de mediana edad, admitió ante la sala que escribió mensajes a la mujer y, al día siguiente, también llamó a su trabajo para preguntar dónde estaba su hijo. Según su versión, el pasado 17 de abril de 2018, acudió al colegio de su hijo para recogerlo, tal como tenían estipulado en el convenio regulador. El hombre no encontró al niño en la escuela porque había ido a buscarlo el abuelo materno. El sospechoso explicó que se enfadó cuando comprobó que su hijo no estaba en la escuela. Por este motivo, le envió mensajes a su expareja pidiéndole explicaciones y ella no le contestó.

Al día siguiente, el encausado llamó por teléfono al puesto laboral de la denunciante pidiendo saber dónde estaba su hijo. Los compañeros de trabajo de la mujer le respondieron con evasivas. También le remitió mensajes diciendo que no fuera el abuelo al colegio a buscar al niño.

El agente denunciado reconoció ayer durante la vista oral que llamó enfadado al trabajo de su expareja, pero recalcó que en ningún momento amenazó ni insultó a nadie. No pudo hablar con ella, pese a los intentos.

Coacciones

La fiscalía, que inicialmente reclamaba para el guardia civil una pena de 18 meses de prisión, ayer rebajó su solicitud a 31 días de trabajos en beneficio de la comunidad por un delito leve de coacciones. Mientras, la acusación particular pidió dos años de cárcel por un delito de acoso y retiró los cargos por amenazas por los que había solicitado en un primer momento otros tres años más de prisión. La acusación particular mantuvo que concurría la circunstancia agravante de abuso de superioridad al ser el sospechoso un guardia civil.

Por último, el abogado de la defensa reclamó la libre absolución de su representado al argumentar que los hechos ya habían sido juzgados con anterioridad. El acusado fue absuelto tiempo atrás de otras dos causas por violencia de género y quebrantamiento, a raíz de otras dos denuncias interpuestas por su expareja. El abogado defensor manifestó en el juicio que el acoso no puede ser por un día en concreto, sino que tiene que prolongarse a lo largo del tiempo. Según su versión, los hechos anteriores ya están archivados y, por tanto, lo que procede es que su cliente sea absuelto.

La denunciante indicó que padecía maltrato psicológico porque su excompañero sentimental no cumple con el régimen de visitas estipulado. Según su versión, el hombre no iba a recoger al colegio a su hijo cuando le tocaba con ánimo de dañar la integridad moral de la mujer. La afectada, en referencia a lo ocurrido a mediados de abril de 2018, detalló que no cogió el teléfono a su expareja y que lo bloqueó. También comunicó a sus compañeros de trabajo que no le cogieran el teléfono y que dijeran que ella no estaba.

Compañeros de trabajo

Varios compañeros declararon ayer en el juicio como testigos. Incluso, la jefa de la denunciante también compareció y detalló que ella misma se puso al teléfono y él le dijo que solo quería saber dónde estaba su hijo. Otros empleados coincidieron en que el acusado llamó varias veces preguntando por el niño. Uno de ellos recordó que el sospechoso le advirtió de que iba a venir con toda la Guardia Civil a buscar a su hijo. Y otro testigo declaró que, al pedirle quién preguntaba, su interlocutor le respondió que el que "te va a partir la cara".

El caso quedó ayer visto para sentencia. Según la fiscalía, el encausado llamó cinco veces al trabajo de su expareja con ánimo de limitar la libertad de la mujer y crear en ella un profundo sentimiento de desasosiego. En una de las llamadas amenazó a un compañero de trabajo de ella, quien no denunció estos hechos. Días después, a finales de abril de 2018, un juzgado de Inca acordó una orden de protección en favor de la denunciante en la que prohibía al guardia civil aproximarse a la mujer a menos de 300 metros así como comunicarse con ella.