Tras las personas que viven instaladas en una propiedad ajena sin pagar puede haber varios motivos: los que lo hacen por convicción, por tener una ideología contraria a la propiedad privada; y los que lo hacen por falta de recursos económicos para pagarse un techo.

A los primeros se les ha conocido tradicionalmente como miembros del movimiento okupa. El segundo grupo, cada vez más habitual tras la crisis inmobiliaria pasada y la burbuja del alquiler actual, incluye familias enteras, que muchas veces se quedan en la que hasta ese momento era su casa. Aunque los motivos son distintos, la Real Academia de la Lengua Española ya no ve distinciones entre uno y otros: todos son okupas.

Pero hay gente que sí hace distinciones. Es el caso por ejemplo de un agente inmobiliario que está interesado en comprar en Mallorca pisos con okupas dentro, según anuncia en varias páginas de internet. Este profesional independiente, que prefiere mantenerse en el anonimato, matiza que tiene un código ético.

"Soy humano"

"Antes que nada soy humano, compro pisos okupados pero tengo principios: si son familias, no los compro", explica en conversación telefónica con este diario. "Por ejemplo, si el piso es de un banco que se lo ha quedado porque la familia no podía pagar la hipoteca, pero ésta sigue viviendo ahí, yo ahí no meto". Cree que "estas situaciones se dan cada vez más" y son "un drama".

"Antes de comprarlas me informo de quiénes son los okupas", narra. "Y depende de quiénes sean, de dónde esté la vivienda o cuánto tiempo lleve okupada, ya no me interesa".

Por ejemplo, no le interesa comprar pisos okupados en barrios como Son Gotleu ya que cree que en cuanto consiga echar a los ocupantes ilegales, el piso no tardará nada en volver a ser okupado. Además de rechazar comprar pisos donde viven familias sin recursos, tampoco le interesan aquellos en los que han estado instaladas muchas personas durante mucho tiempo ya que prevé que lo han dejado en muy mal estado. Y es que aunque estas adquisiciones siempre tienen un punto de salto al vacío ya que se compran los pisos sin poder visitarlos antes, cuenta, siempre conviene investigar para tener el máximo posible de información sobre la situación del inmueble: "Vas un poco con los ojos cerrados".

Quitadas estas excepciones, indica,la compra de pisos okupados es "otro mercado", con otros tiempos y otros precios y "has de ser consciente".

No es la transacción más habitual de su actividad, aclara, pero sí que en los últimos años ha comprado cuatro pisos okupados en zonas tan cotizadas como La Vileta, Son Rapinya o la calle Blanquerna de Palma y le ha salido bien la jugada, obteniendo una gran rentabilidad.

Eso sí, es necesario contar con capital ya que es difícil que el banco conceda una hipoteca al comprador cuando es imposible visitar el piso para tasarlo. En caso de que el propietario del piso sea el banco, se puede llegar a algún tipo de acuerdo entre adquiriente y entidad.

Inversión "a más largo plazo"

"Es hacer una inversión a más largo plazo ya que has de contar con el periodo de tiempo que te llevará expulsar a los okupas, así como el precio del proceso y de la puesta a punto que te tocará hacer al piso", narra. "Luego has de decidir si te compensa o no", apunta este profesional inmobiliario que en cualquier caso, indica, siempre busca "la transparencia y un trato justo". Asegura: "Siempre lo hago todo legal".

Al ver sus anuncios en internet mostrándose interesado en comprar pisos okupados, este profesional del sector inmobiliario ha recibido un par de llamadas de personas interesadas en okupar que le ofrecían dinero a cambio de que les dijera dónde había pisos vacíos de bancos en los que pudieran instalarse.

Algunas inmobiliarias ofrecen sus servicios a particulares con algo de capital interesados en comprar pisos con okupas dentro. Aseguran que la nueva ley les favorece para recuperar las viviendas más fácilmente y les ofrecen asesoría jurídica especializada, negociar el precio final a su favor en contra del banco, revisar el contrato, guiarles en la reforma y ayudarles después a venderlo o alquilarlo.

Desahucio

Este año entidades sociales como Stop Desnonament han logrado aplazar casi una decena de desahucios programados gracias a la intervención del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (DESC), un órgano que tiene el encargo de la ONU de hacer seguimiento de las funciones de su Consejo Económico y Social. Así, el DESC supervisa que los países cumplan un pacto firmado en 1976 y ampliado en 2008 según el cual las víctimas de un desahucio con riesgo de exclusión social o hijos menores pueden beneficiarse de una suspensión cautelar del lanzamiento hasta que no se les dé una una alternativa habitacional digna mientras el comité estudia su caso. El último ejemplo tuvo lugar la semana pasada, cuando se frenó el desahucio de la familia Santiago Moreno de Llucmajor gracias a la resolución del DESC, documentos que tienen el sello del Alto Comisionado de la ONU.