"Hernia discal en el coxis, contracturas, lumbago, ciática, vértigos...". María Rodríguez, 58 años y la friolera de tres décadas de camarera de piso. Trabaja en un hotel de Peguera. Resume su estado con un "estoy muy dolorida". "Gracias a dios, ya hemos terminado" (por el final de la temporada). Imposible que esa retahíla de dolencias que comparte con tantas mujeres se le pasen en unos meses de parón. Imposible imaginar la alegría de Mari Carmen Zapata, 65 años, con "42 años cotizados", que se va a jubilar.

Y aquí radica una de las prioridades de un colectivo feminizado que ha sabido organizarse para luchar por una jubilación anticipada, el reconocimiento y la prevención de sus enfermedades profesionales y contra el acoso laboral. Ayer llegaron trabajadoras desde Alcúdia, como las hermanas Ana, Carmen e Isabel Galera, preocupadas por perder el autobús de vuelta. Ni ellas ni las que vinieron de Eivissa, Menorca, Huelva, Málaga, Sevilla o Tenerife quisieron faltar al II Congreso Nacional de Kellys Unión, que se celebra, hasta hoy, en el Teatre Xesc Forteza.

"Unión", esa fue la consigna que ayer resonó sin parar. Y emocionante fue escuchar los testimonios de Antònia Andani y Maria Bonnin. Dos históricas sindicalistas excamareras de piso, después auxiliares de enfermería, de aquellas que debían esconderse cuando se reunían en tiempos de la dictadura. "Cuando llegue la jubilación, disfrutad con salud, no hechas una piltrafa", les alentó Antònia. "No me cansaré nunca de decirlo: jubilación anticipada". Y el reguero de aplausos saltó cuando subrayó: "Estáis contratadas por horas, no por número de habitaciones".

Antònia estaba en "las listas negras de los empresarios". Maria, que otra tanto, recordó a aquella "cadena muy importante" que no les aseguraba todo el tiempo que estaban trabajando.

"La historia del turismo está construida sobre vuestra invisibilidad", afirmó el exdiputado de Més David Abril, quien participó con Eulalia Corralero, impulsora del movimiento kelly, y el investigador Ernest Cañada en una de las ponencias. "Los Escarrer, Riu, Matutes o Fluxá" guardan sus fortunas "en las alfombras de los paraísos fiscales y vosotras limpiáis las alfombras", criticó Abril. "El principal efecto del trabajo precario es en la salud", alertó Cañada, porque "el éxito turístico no se ha asentado sobre unas buenas condiciones" laborales.

Ante el clamor social que ha alcanzado la precariedad de las kellys, a pesar del "acoso" en las redes sociales, "los políticos ya no tienen excusa", avisó Corralero. "Solo vamos a tener resultados si nos mantenemos unidas", subrayó, y a los sindicatos, que tienen "mal vistas" a las asociaciones de kellys, se lo dejó claro: "Nos tienen que respetar".

El congreso arrancó con mensajes de apoyo, como el del reconocido magistrado gallego Fernando Lousada, que exhortó a las camareras de piso a acudir a los tribunales cuando sea necesario. También se oyó la voz de Gloria Poyatos, presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas de España, para recordar una sentencia pionera del Tribunal Superior de Justicia de Canarias, del pasado julio, que reconoce que el trabajo de las kellys conlleva una peligrosidad que debe tenerse en cuenta en la prevención de riesgos laborales. O el de la exsenadora canaria María José López, hija de kelly, y artífice de que el expresidente Mariano Rajoy recibiera al colectivo en La Moncloa.

No hay quien las pare, ni tampoco quien las calle.