Aida y Elena son dos jóvenes de Mallorca que hace nueve meses decidieron realizar un viaje juntas y eligieron un lugar idílico. Iban a disfrutar durante cuatro días de Venecia, sin sospechar jamás que este viaje iba a coincidir con las inundaciones más graves que sufría la ciudad italiana desde hacía más de 50 años. El agua llegó a superar los 180 centímetros de altura, un caudal que no se recordaba desde hacía años, lo que hizo que fuera casi imposible transitar por la ciudad.

Aida explicó que el lunes fue un día normal. Salieron pronto del hotel y se dedicaron a visitar las principales atracciones turísticas de la ciudad. No hacía sol, pero llovía poco. Pudieron visitar lo que les permitió el tiempo. Sin embargo, al día siguiente la situación cambió drásticamente. "Sobre las seis de la mañana empezó a sonar la alarma en toda la ciudad. No sabíamos lo que estaba pasando, hasta que nos enteramos de que era la alarma que avisa de la subida del agua", detalla la turista mallorquina.

Cuando bajaron a desayunar ya se dieron cuenta de que esta alarma estaba más que justificada, dado que el propio hotel se estaba inundando. Aún así, en ese momento la situación todavía no era alarmante. Tampoco iban a dejar que la subida del agua pudiera impedirles disfrutar de una su paseo turístico. Por ello, optaron por comprarse una especie de botas de agua y continuar con la visita turística. Aida cuenta que la situación fue empeorando a medida que iban pasando las horas. Ya se notaba un cierto caos en la ciudad y decidieron regresar pronto al hotel, porque la subida del agua dificultaba el tránsito por las calles. Las autoridades habían prohibido el acceso a la plaza San Marcos, la más famosa de la ciudad, y la mayoría de comercios habían cerrado. "En las pocas tiendas que estaban abiertas, no dejaban entrar, porque estaban sacando el agua. Me llamó la atención que estas personas ya están preparadas ante las subidas del nivel del mar y tienen un sistema para ir sacando el agua". Cuando ya estaban en el hotel volvió a sonar la alarma. "El agua ya había subido más de medio metro y había pasado por encima del puente que había junto al hotel". Esa noche ya no salieron, pero a la mañana siguiente ni siquiera pudieron entrar en el comedor para desayunar. El agua había inundado la planta principal y apenas podían moverse. Tuvieron que esperar a que el agua bajara de nivel, antes de poder salir a la calle, donde se encontraron una ciudad anegada. "Era un caos controlado", señaló Aida, que ayer regresó a Mallorca junto a su amiga.