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Solidaridad

El proyecto Bamba une Mallorca a Kenia

Rocío Cabeza Oliver lleva diez años en Kabarnet, donde ha montado una ONG con programas de educación para niños y talleres para mujeres

Rocío Cabeza Oliver y Kristin preparan en Palma projectos para Bamba. guillem bosch

Al noroeste de Kenia, en el valle del Rift vive la comunidad kabarnet. En ella, Rocío Cabeza Oliver una psicóloga mallorquina ha encontrado "el lugar donde me siento como realmente soy". La mira Christine Ndungu, una mujer kikuyu de 41 años que ha sido vital para bambaproject, el programa que en nueve años proporciona educación, techo, trabajo, alimentación a niños y mujeres de la zona que quizá hoy estarían muertos o varados en las cunetas.

"¡En Bamba todo es posible!", asegura Raxa, que es el nombre que la comunidad le ha puesto a esta mujer blanca que llegó a África ligera de equipaje, sin plan establecido, y que ha acabado propiciando que pasen "muchas cosas". Ha contado con el apoyo de Eli Reche, desde los inicios, y Lidya Hofman desde hace un año, pero son Christine y su marido Ruto los ases de bambaproject. El lado africano de un proyecto que une Mallorca con Kenia.

Christine y Ruto estaban trabajando en un orfanato en este valle del Rift con 24 niños, desde bebés hasta críos de 4 a 5 años y pese a sus esfuerzos y generosidad, la impotencia les llevó a plantearse "tirar la toalla".

"Yo no quería montar nada pero me conmovió e impactó ver que los niños querían estudiar, así que creamos la idea del apadrinamiento", cuenta Rocío. "Yo pensé que nada bueno iba a ocurrir", explica Christine, la mamá de aquellos pequeños sin más esperanza que la generosidad de ella y Ruto.

Son niños que fueron abandonados por sus madres, niñas obligadas a casarse y a su vez abandonadas por aquellos maridos a la fuerza que en sus correrías contrajeron el sida. La generosidad de los padres postizos, Christine y Ruto, encontró la alianza de aquella joven blanca que apareció un buen día con 33 pares de zapatos. "Al llegar vi escrito el nombre bamba y sumé", ríe. Hoy en Kabarnet se corretea con unas bambas milagrosas. Las que usábamos de niños en España.

Son diez años de esfuerzo en un proyecto colectivo que primero se centró en dar educación a los niños -ahora ya hay una comunidad de más de 90 y algunos ya van a ir a la universidad gracias a becas; además se ha creado un programa de intercambio para que algunos de ellos estudien en universidades españolas. "Al acabar la universidad, el 50 por cien del salario que ganen con su trabajo lo devuelven para becar a otros niños que, como ellos, necesitan oportunidades", comenta Rocío. Porque hay un aspecto muy claro en bambaproject: "somos voluntarios todos, no cobramos; nos financiamos con ayudas particulares, y las cuentas son transparentes".

Aula 3D

Como si de un árbol se tratara, en bamba se ha "empoderado" a las mujeres a través del trabajo colectivo en textiles y artesanías que gestionan ellas.

También se ha convertido una roca en un vergel porque como bien señala Christine, "nada es imposible si te esfuerzas"; al que suman los más de 1.000 árboles que han reforestado.

Raxa y Christine afilan lápices. Hay dos proyectos ambiciosos en camino: el aula 3D que gracias al ingeniero Guillermo Martínez va a desarrollar prótesis de codo para personas de la zona. A través de su programa Ayúdame, facilita el movimiento. Otro milagro.

En camino está también el aula de deporte en la tierra de los grandes corredores de fondo. Rocío no desfallece. Madre de dos niños, en un par de semanas, regresará a Kenia. "De la nada, a ver si es posible cambiar algo...", sonríe. Christine sabe que lo lograrán.

Todo aquel que quiera conocer el proyecto en directo, puede viajar. Bambaproject.org lo cuenta.

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