Lina es profesora y su marido es bibliotecario. Ambos dedican parte de su tiempo a enseñar a leer y escribir: ella a niños, en un colegio; él, a adultos, en talleres de Cruz Roja. Llevan las letras y las ganas de transmitirlas en la sangre.

Ese afán de enseñar no conoce edades ni categorías laborales. Y es que Lina Coll hace un año que se jubiló, pero sigue yendo cada día a su colegio, el Jafudà Cresques, a sentarse junto a los niños para enseñarles las claves de la lectoescritura. Para poner su granito de arena en ese mágico momento que es aprender a leer.

Tras trabajar 39 años de maestra, Lina no quiere colgar las botas todavía. "Enseñar es lo que me gusta", apunta, "no me gusta estar en casa, así que al jubilarme me he apuntado al gimnasio, a baile en línea...". Y a ser docente mentora.

Desde este curso esta figura está reconocida y regulada por la conselleria de Educación, que quiere aprovechar la experiencia de los profesores que aún tienen ganas y fuerzas para seguir enseñando. Y es cada año se jubilan alrededor de 250 maestros y profesores, con una media de edad de 60 años: un elevado potencial de 'eméritos'.

Aprovechar la experiencia

Ante este hecho, y dado que algunos docentes retirados ya colaboraban de una u otra manera con su centro, Educación ha querido dar cobertura institucional a este vínculo. En la presentación del programa, el conseller Martí March tachó de "error" dejar que "se desperdicie el capital humano, la experiencia y el saber" de estos docentes que aún tienen cuerda para rato.

Con su vocación y su ganas de mantenerse activa, estaba claro que Lina tenía todos los números de acogerse al programa. En su casa no se iba a quedar: "Y para ir a una ONG, vengo aquí, que hay niños que tienen muchas necesidades", narra, refiriéndose al Jafudà Cresques, colegio ubicado en el corazón del barrio Pere Garau de Palma y acostumbrado a recibir a un alumnado de gran diversidad cultural.

Y ante este panorama, con muchos niños que aterrizan sin saber catalán ni castellano, toda ayuda para iniciarles en la lectoescritura es bienvenida. Así por ejemplo los miércoles a Lina le toca entrar en el aula de 1ºA como apoyo a la labor de la tutora. Los niños trabajan por grupos y mientras una supervisa y guía a unos grupos, la otra puede estar pendiente y atender las dudas de los otros.

Así es más fácil ofrecer la atención individualizada que los críos con más necesidades requieren: "Hay un niño que tiene problemas con la competencia numérica, y yo puedo sacarlo y trabajar solo con él usando juegos de contar", pone de ejemplo Lina, quien además aconseja al resto de la plantilla y echa una mano en la implantación de nuevas metodologías, como el trabajo cooperativo y por proyectos.

No es de extrañar que Aina Picó, la directora del centro, esté contentísima. Y es que Picó no solo tiene esta dos manos extra en plantilla: el Jafudà Cresques cuenta con otra docente mentora, Xisca Corró.

Xisca se adelantó a la creación de la figura del docente mentor: ya hace dos años que colabora con el colegio de forma altruista porque la escuela "siempre ha sido una fuente de satisfacción". Así, no quiso perder el contacto con el centro, "ni con los niños ni con los profesores", y tampoco quiso desvincularse de un proyecto en el que ella se implicó personalmente: el de la biblioteca escolar.

Ella fue una de las personas involucradas en la renovación de la biblioteca y trabajó para revalorizarla como espacio educativo, sin olvidar la importante función social que el acceso a los libros puede tener en familias con pocos recursos. Y cuando uno cree y se implica con algo, no es fácil dejarlo ir.

Por eso ahora va dos días a la semana a la biblioteca y trabaja mano a mano con Rosa, la actual coordinadora, ayudándola en lo que puede. ¿Cómo saldría adelante este proyecto si no fuera por ella? "Pues habría que haber quitado horas a los otros profesores, que tendrían que haber dejado de hacer otras cosas", apunta la directora.

Aunque sean un plus para las plantillas, el docente mentor "en ningún caso" nace para sustituir a profesores en activo o cubrir carencias, en palabras de Martí March.

"Seguir aportando"

Xisca normalmente va al Jafudà de las once a la una y media. "Pero si pasa cualquier cosa que me anime o si hago falta, pues me quedo más, no hay problema, a mí esto me encanta", aclara. Y es que, recuerda, el trabajo del profesor es vocacional: "La vocación no se jubila nunca". Y como ella tiene "la edad y la energía" para hacerlo, quiere "seguir aportando".

Ahora tiene ganas de ir a visitar otras escuelas con buenas bibliotecas para aprender de ellas y traerse ideas para la suya: el aprendizaje tampoco se frena con la jubilación.

Volver al 'cole' como docente mentor es volver de otra manera: de forma "voluntaria, solidaria, altruista y responsable", según indica la orden que regula la creación de esta figura. También es volver de forma más libre: libre de burocracias, correcciones de fin de semana y de otras tareas que suelen acompañar la labor docente. Libre para elegir en qué va a consistir esa colaboración.

A Trinidad Gracia le gustaba todo de su trabajo como profesora. Pero ahora, ya retirada oficialmente, solo acude a su colegio, el CEIP Sa Indioteria, dos veces por semana para trabajar en el proyecto que ella ayudó a nacer: el de fomento y mejora de la convivencia.

Ella no es de esas jubiladas a las que se les cae la casa encima, aclara, disfruta del tiempo que le ha traído la jubilación, pero también le gusta seguir conectada con el colegio, en el que todos la llaman Trini.

Se jubiló hace dos años ¿Cómo la reengancharon otra vez? Fue la secretaria del centro la que le llamó con confianza para tentarla, al enterarse de la creación de la figura del docente mentor. Pere Domingo, el director del colegio, asegura que es un lujo volver a contar con ella.

Maria Custodio, la actual responsable del proyecto de convivencia, también está encantada de poder tenerla a su lado para continuar con un tema, el de la convivencia, que "es Trini".

"Ahora puedo centrarme en realizar el proyecto que yo arranqué en 2007", señala, "es diferente que el trabajo de antes, estoy haciendo lo que más me gusta hacer". La docente mentora reivindica la necesidad del trabajo de convivencia y la educación emocional en las escuelas como punto de partida imprescindible para luego aprender y formarse: "Que los niños sepan reconocer qué les pasa; identificar sus emociones; saber explicarlas y gestionarlas, es el primer paso: si están tranquilos, ya pueden comenzar a aprender".

Trini colabora preparando a los alumnos mediadores y también ofrece formación a los docentes, que acuden a ella cuando tienen alguna situación en clase que no saben muy bien cómo abordar: puede ser un conflicto de convivencia, pero también situaciones inesperadas, como un duelo.

Como han hecho Trini, Xisca y Lina, pueden ejercer como docentes mentores los profesores funcionarios de carrera con un mínimo de 25 años de experiencia. Pueden proponer iniciativas al director como formación, asesoría o acompañamiento a la plantilla en activo; o bien presentar un proyecto de actividades para desarrollar en un centro concreto.

La jubilación para algunos es un anhelado descanso y el inicio de una nueva etapa. Pero para algunos profesionales vocacionales, es difícil cerrar de forma definitiva la puerta de un trabajo que han amado.

¿Por qué hay que cerrarla entonces? "Enseñar es lo que he hecho más de la mitad de mi vida y me entusiasma", se confiesa Lina: "Enseñar me ha dado la vida y no quiero dejarlo: mientras pueda y me dejen, yo quiero seguir".