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Análisis

Una situación estable dentro de la gravedad

El techo se mantiene. La presión que se ejerce sobre él no se incrementa y, por tanto, salvo males mayores, persiste la esperanza de salvar los muebles. Pero queda mucho trecho por recorrer todavía. Dicho de otro modo, en términos sanitarios, el enfermo permanece estable dentro de la gravedad y el ánimo está en que mientras hay vida permanece la esperanza.

Con tales símiles aterrizamos en la realidad de que los precios de alquiler de viviendas y locales comerciales, en las zonas de Palma y del conjunto de Mallorca más demandadas, se mantienen inmóviles desde el año pasado y comienzan a decrecer en los lugares de menor solicitud. Todo ello es consecuencia clara de las secuelas de una crisis que no ha pasado en vano. Y aún más, se reacciona con enorme cautela ante la amenaza de una nueva desaceleración económica.

Esta actitud marca los comportamientos. Ahora el objetivo es actuar sobre seguro y no salir escaldado de las operaciones de alquiler, tanto por parte del propietario como del inquilino sensato. Las empresas han aprendido a calcular, han abandonado los impulsos de la avidez de un lugar atractivo y han adquirido conciencia de que lo importante, lo que les salvará en último extremo, es la rentabilidad. No en vano, como señala Toni Gayà, de Afedeco y de la Asociación Balear de Servicios Inmobiliarios, todavía se mantienen, en general, niveles inalcanzables para el comercio.

Por tanto, la cautela y la confianza son las nuevas normas de actuación. Esta brújula se ha vuelto también herramienta común para los alquileres particulares. Ahora debe imperar la prudencia en los gastos por parte del arrendatario y la ambición controlada en manos del patrono. Entre otras cosas, hay competencia en internet.

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