Maria Antònia Oliver, la portavoz de la Asociación Memòria de Mallorca, se mostró ayer muy indignada por la presencia de una bandera militar sobre el ataúd del dictador Franco, cuyos restos fueron ayer trasladados desde el Valle de los Caídos, el lugar donde ha estado enterrado durante más de 40 años, a otro lugar de reposo. A Oliver no solo le indignó la presencia simbólica de la bandera, sino que le pareció lamentable todo el acto en general, al permitir que se le rindiera un cálido homenaje a un dictador que "ordenó la muerte de tantas personas".

Maria Antònia Oliver no estuvo muy pendiente de la exhumación, salvo el final, cuando la familia de Franco portaba a hombros el ataúd del dictador y lo introducía en el coche fúnebre, que lo trasladó hasta el helicóptero. "Es una humillación para los militares, porque muchos de ellos fueron fieles a la República". Aunque la asociación que dirige apoyó desde el principio la decisión del Gobierno de sacar al dictador del Valle de los Caídos, Oliver insiste en que "es una vergüenza que lo hayan hecho de esta manera". A su juicio, se debió prohibir que se colocara ningún símbolo sobre los restos, ya que de esta forma se ha permitido "que se realice un homenaje público a un dictador". Para la activista, el Ejecutivo debió evitar el espectáculo que se organizó ayer en Madrid y recordó que ninguna de las personas que fueron asesinadas durante el régimen franquista ha recibido nunca este tipo de homenaje. "Se dijo que solo saldría a hombros de la familia y que después lo trasladarían al otro cementerio, pero ha parecido que se le rendía honores de hombre de Estado". Además, Oliver cuestiona que la fecha de ayer, tan próxima a las elecciones, no era la adecuada para realizar esta exhumación. "Después de 44 años enterrado allí no pasaba nada por esperar quince días más", consideró.

Por su parte, a Jesús Jurado, el secretario autonómico de Memòria Democràtica, tampoco le gustó el tipo de ceremonia que se organizó para trasladar los restos del dictador, porque consideró que mucha gente podía interpretar que a Franco "se le estaba otorgando un tratamiento de hombre de Estado". Sin embargo, Jurado no le da más importancia a la bandera que se colocó sobre el ataúd, porque recordó que el dictador fue militar.

El secretario autonómico señaló que la exhumación de los restos no era más que "un acto simbólico", pero que lo importante es que "el Estado ayude a localizar a los centenares de represaliados, cuyos cadáveres fueron enterrados en cunetas y todavía no se sabe dónde están".

A Jurado le decepcionó el papel que tuvo ayer la ministra de Justicia, que actuó como notaria mayor del Reino. Recordó que se trata de una política socialista, que estaba representando a miles de personas de su partido que fueron asesinadas durante el franquismo. "Pudo ponerse un lazo rojo en recuerdo de sus compañeros".