Un juez militar de Almería se desplazó el martes al campo de maniobras y tiro de Agost junto a una amplia comitiva de abogados, guardias civiles y legionarios para reconstruir el accidente que el pasado 25 de marzo causó la muerte de un disparo al joven legionario mallorquín Alejandro Jiménez, de 21 años. Aunque la versión oficial, defendida incluso por la ministra de Defensa, Margarita Robles, reflejó que Alejandro murió de un tiro de rebote que le entró por la axila durante una maniobras con fuego real de la Legión, la investigación realizada por la Guardia Civil ha descartado este extremo y concluye que falleció de un impacto directo realizado por un compañero.

El padre de Alejandro, Juan José Jiménez,acudió el martes al campo de tiro de Agost, aunque no pudo acceder hasta que concluyó la reconstrucción después de más de cinco horas y lo hizo para ver el lugar exacto donde murió su único hijo. Juan José reconoce que se trata de un accidente por negligencia pero no tolera que le mientan y traten de ocultar la realidad. El padre señaló ayer a este diario que "hasta tres peritos de la Benemérita aseguran al cien por cien que el disparo salió del arma de un sargento; está claro que me mintieron y mi hijo murió por el disparo en el pecho de un compañero, no por un tiro de rebote". El presunto autor material del disparo, uno de las siete u ocho personas que aún siguen investigadas en el juzgado togado militar que instruye el caso, no ha reconocido aún que fue el autor pese a que los especialistas de la Guardia Civil así lo reflejan en sus informes, según el padre.

Juan José Jiménez, piloto de helicópteros de Salvamento Marítimo, señaló que han tratado de tapar la verdadera causa de la muerte de su hijo y apuntó que si el proyectil que mató a Alejandro hubiese atravesado su cuerpo probablemente no se habría sabido quién fue el autor del disparo. Sin embargo, afirma que el proyectil quedó alojado en el cuerpo de Alejandro y los peritos de la Guardia Civil han podido identificar el fusil del que salió el disparo.

La investigación también ha revelado que el chaleco antifragmentos que llevaba Alejandro estaba caducado y no llevaba las placas metálicas que habrían evitado su muerte. El padre de Alejandro denuncia que se han producido múltiples irregularidades en la investigación militar, como la manipulación de la escena del accidente, pero confía en que gracias a las pesquisas de la Guardia Civil se sepa la verdad.

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