P ¿Existe maltrato de las instituciones a los animales?
R Es una realidad indiscutible el escaso interés que hasta épocas bien recientes se ha demostrado en España por el bienestar animal, siendo uno de los países europeos que dispone de una de las legislaciones 'más relajadas' en materia de protección animal. Durante mucho tiempo, los poderes públicos, no es que hayan sido ciegos, es que han actuado con intencionada miopía y con alevosa sordera para no ver ni escuchar las voces de quienes, especialmente sociedades y entidades de defensa de derechos de los animales, venían alertando de la necesidad de poner coto hacia esta deleznable forma de violencia. La situación ha mejorado gracias al empuje de la normativa europea y el impulso de esas sociedades, pero quedan notorias deficiencias, que hacen que se pueda hablar de maltrato institucional, especialmente en el ámbito administrativo. Es llamativo que no exista ni tan siquiera un registro estatal de animales, donde se pueda seguir la trazabilidad de cada animal.
P ¿Cómo pueden los tribunales defender a los animales de ese maltrato?
R Aplicando con rigor el Derecho. Muchas veces oigo que determinado juez es sensible con los animales o hacia la causa animalista. Pero el ciudadano no puede conformarse con exigir al juez, sensibilidad. Lo que le tiene que exigir es formación para aplicar debidamente el Derecho. Claro que los jueces tenemos que aplicar el Derecho, no podemos inventarlo. En ocasiones escucho, que en esta materia se imponen penas livianas, pero es que no podemos imponer penas superiores a las que establece el Código Penal, por mas que yo considere particularmente necesario incrementar las penas aparejadas a estos delitos.
P¿Se pueden dictar órdenes de alejamiento de los hombres hacia sus mascotas maltratadas?
R El juez en materia de protección animal puede acordar cualquier medida que considere imprescindible e idónea para otorgar a un animal la protección que requiera para su vida, o su integridad física y mental. Ha de tenerse en cuenta que el animal, no solo es materialmente la víctima del delito [aunque el ordenamiento jurídico no lo considera como tal] sino que es también el objeto material del mismo. Las leyes procesales no regulan las medidas que el juez puede adoptar en esta materia, pero eso no significa que tenga que dejar desprotegido al animal.
P ¿Hay que cambiar la legislación para proteger más a los animales?
R Sería muy importante, crucial, la promulgación una Ley Estatal de Protección Animal de los derechos de los animales o del bienestar animal que sí existe en otros ordenamientos jurídicos. Pero, en nuestro Derecho Civil, los animales siguen siendo semovientes. De ahí la necesidad de continuar adelante con la tramitación del Código Civil que considerará a los animales como lo que realmente son, sin necesidad de recurrir a ficción alguna: seres vivos dotados de sensibilidad.
P ¿Se deberían prohibir las corridas de toros?
R Rotundamente sí. Pero quiero ir más allá. En general se debería prohibir y erradicar por completo cualquier festejo festividad, o espectáculo, en los que se maltraten física o psicológicamente a cualquier animal. Recordemos la recomendación de la ONU de prohibir que los menores asistan a espectáculos de tauromaquia. Paradójicamente, nadie ve normal que un padre introduzca en la sexualidad a su hijo de 16 años llevándolo a un burdel y sin embargo, se ve bien que lo lleve de caza o a los toros.
P ¿Es el maltrato animal fruto de un déficit de educación?
R En la justificación de la violencia animal entran muchos factores: culturales, tradicionales, de normalización de la violencia, de educación, primacía durante muchos siglos de una concepción antropocéntrica del hombre, que ha llevado a que durante un largo periodo de la historia se considerara que el animal podría ser encausado y hasta condenado [son célebres los juicios de animales] y sin embargo, cuesta tanto, en pleno siglo XXI, reconocerle su condición de víctima o de posible sujeto de derechos, la protección institucional de los poderes públicos a espectáculos cruentos y humillantes, la consideración de los animales como instrumentos de trabajo. La violencia en nuestra sociedad es un fenómeno muy extendido sobre las mujeres, en el hogar, en la carretera, en las aulas, sobre el personal docente, con particulares. Pero sin duda alguna, una de las mas crueles formas de manifestación de la violencia es la que se realiza por actos de desprecio y maltrato y vejación a los animales.
P ¿Qué delitos son los más frecuentes respecto a los animales?
R La gente se sorprendería de ver la cantidad de barbaridades y atrocidades que somos capaces de hacer los animales humanos a los animales no humanos. En ocasiones, cuando estoy leyendo sentencias sobre maltrato animal, tengo que parar porque me resulta muy difícil representarme el dolor y la barbarie de la que algunos son capaces. La delincuencia en el ámbito del maltrato animal es muy variada, desde la que se ejerce físicamente, pegando, mutilando, quemando, ahorcando, hasta la que se realiza, sometiendo al animal a condiciones de inanición, encerramiento en jaulas, o dependencias antihigiénicas, abandonándole en condiciones de sufrir peligros. Pero sin duda alguna, la que más me preocupa, porque es el pan nuestro de cada día, es el del abandono funcional, personas que dejan a los animales a su suerte, sin darles comida, ni agua y que vivan en condiciones deplorables.
P ¿Cree que cambiará en un futuro este negro panorama?
R No solo lo creo, estoy convencida de ello. Cada vez existe mayor conciencia social y ciudadana y también mayor preocupación en el ámbito de los operadores jurídicos. Esto se ve, en el aumento del número de denuncias, y en el que cada vez existe un mayor compromiso con el bienestar animal. A esta evolución en la conciencia social han colaborado activamente asociaciones animalistas y otros movimientos sociales, y también iniciativas como el Congreso de de Derechos de los Animales que se celebra aquí.
