El colegio público de la barriada del Molinar, en Palma, amaneció ayer con un aula inundada de agua que, posiblemente, sea consecuencia de las obras de rehabilitación que se están realizando en el edificio escolar.

La inundación se descubrió a primera hora de la mañana de ayer y se produjo en el aula que está situada junto a la zona donde en estos momentos están trabajando los obreros. Estos empleados, que empiezan su jornada laboral poco antes de la llegada de los alumnos, estuvieron recogiendo el agua que inundaba el aula para no retrasar mucho tiempo el inicio de las clases. Otra aula también sufrió goteras en el techo, que afectaron al sistema eléctrico. Los daños también fueron comprobados por los trabajadores que realizan la obra. A pesar de su esfuerzo, esta inundación provocó ayer el malestar de muchos padres, que están cuestionando que se iniciaran las clases cuando todavía no habían terminado las obras, por el peligro que podían correr los niños, sobre todo los más pequeños.

Las aulas afectadas por la inundación, según confirmaron los padres, son a las que asisten los niños de cuatro y cinco años. Ayer se sospechaba que la inundación no derivaba de ninguna rotura de tubería sino que, por la falta de protección, podía proceder de la lluvia que había caído durante toda la noche. Cuando los padres de los niños acompañaron a sus hijos a clase a primera hora de la mañana de ayer se encontraron con esta situación, provocando un cierto malestar en muchos de ellos al observar el estado del lugar donde se desarrollan las clases.

Las obras que se están realizando en el colegio del barrio del Molinar consisten en la mejora de la cubierta del edificio, además de la construcción de un ascensor. Los trabajos de construcción empezaron más tarde de lo previsto, por lo que todavía no han concluido. Los responsables del proyecto, ante la dificultad que representa la presencia de niños mientras se realizan unas obras de esta envergadura, se comprometieron a mejorar las medidas de seguridad. Por fortuna, durante el mes y medio desde que se iniciaran las clases no se ha producido ningún accidente con los niños. Aun así, los padres siguen molestos por el estado del edificio.