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El juez rechaza que un vídeo incrimine a Penalva y Subirán

Antoni Garcías niega que los investigadores del caso Cursach aleccionaran a un testigo protegido

El juez Manuel Penalva y el fiscal Miguel Ángel Subirán, exinvestigadores del caso Cursach. M. Mielniezuk

El juez Antoni Garcías, que instruye parte del caso Cursach, ha dictado un auto donde rechaza de plano que un vídeo que lleva meses circulando entre abogados y redes sociales sea la prueba de que los exinvestigadores de esa causa, el magistrado Manuel Penalva y el fiscal anticorrupción Miguel Ángel Subirán, aleccionaran a un testigo de cargo durante una declaración. El vídeo ha intentado usarse por los medios afines a Bartolomé Cursach como una prueba irrefutable de la manipulación de la instrucción, algo que desmiente Garcías.

La cinta es la grabación de la declaración, en sede judicial, del testigo protegido 26, un antiguo empleado de Cursach y trilero.

Esta persona declaró por vídeo conferencia a las preguntas que le formularon Penalva y Subirán en una sala de vistas de los juzgados de Vía Alemania. La grabación dura una hora y 25 minutos, pero los críticos contra Penalva y Subirán seleccionaron varios fragmentos, donde, según sus tesis, se decía al testigo protegido a qué agentes de la Policía Local de testigo protegidoPalma, en unos cuadros fotográficos, como implicados en la presunta trama de corrupción.

La grabación circuló por las redes sociales y muchas personas se convencieron de que juez, fiscal y agentes de Blanqueo de Capitales indicaban al extrilero el policía que tenía que reconocer.

La cinta se presentó como prueba de cargo en una querella que se formuló contra Penalva y Subirán en el TSJB y que el Alto Tribunal desestimó. La "prueba" volvió a ser usada como munición en una segunda querella de un grupo de policías locales imputados en el caso Cursach contra los agentes de Blanqueo de Capitales y de rebote contra el juez y el fiscal citados. Esta querella ha sido inadmitida.

Garcías ha examinado con esmero la grabación, especialmente los momentos donde el fiscal y otras voces (supuestamente policías) preguntan al testigo a qué imagen del cuadro fotográfico se está refiriendo.

El juez destaca que las pruebas por vídeo conferencia tienen, entre otras desventajas, la dificultad de comunicarse con el declarante y la exhibición de documentos. También esta tecnología limita la agilidad de los interrogatorios, al estorbar las repreguntas y aclaraciones.

En el caso del vídeo "existía otra segunda dificultad que se observa con claridad y que provocó mucha tensión: el exhibir fotografías identificadoras de los sospechosos en una secuencia de multitud de fotografías, colocadas por filas, que iban pasando y mostrándose en una pantalla, en la que se iban sucediendo (las filas), pero con varias filas en la misma pantalla".

El testigo tuvo así dificultades para situar a los identificados en la fila adecuada, "surgiendo la absurda cuestión de si al contar la fotografía del identificado se hacía desde la derecha o desde la izquierda".

Garcías entiende que las voces que se oyen en la grabación trataron de asegurar a qué persona se refería el testigo y, en ningún caso, le indicaron qué fotografía tenía que señalar.

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