"La paciente estaba consciente y orientada encima de la cama. Presentaba quemaduras de primer y segundo grado en el tórax, eso es lo que vi al principio. Ella hablaba y relató lo ocurrido. Dijo que su pareja o expareja le roció con algo, gasolina o gasoil, y le había prendido fuego. Indicó que tenía mucho dolor". La médica del 061 que atendió a la joven de 34 años que fue asesinada por su compañero, Carlos Peña Flores, quien la quemó viva en el domicilio familiar en Alcúdia en junio de 2016, ha destacado hoy en la segunda sesión del juicio con jurado en la Audiencia de Palma el sufrimiento de la víctima.

"La vi sufrir, por supuesto. Fue muy impactante, una cosa es un accidente y la otra, esto", recordó la facultativa ante el tribunal popular. "Hubo que sedarla por el dolor que tenía y la gravedad de las lesiones. Intentamos tranquilizarla. La sedamos, analgesiamos y la relajamos. La trasladamos a Son Espases intubada", ha añadido la médica.

La enfermera del 061 coincidió con su compañera: "Se quejaba de mucho dolor. Las quemaduras eran bastante extensas. Ella dijo que su pareja o su novio la había rociado. Fue impactante cómo contó que había ido conduciendo hasta la casa, fue impresionante". Una técnica sanitaria agregó que su estado era muy grave: "Estaba bastante afectada, desde la cabeza a los pies".

Mientras, un Policía Local de Alcúdia recalcó que la víctima estaba aterrorizada. "Entré en casa y la vi de pie, desnuda, aterrada y llorando, con un dolor indescriptible y un miedo indescriptible. Estaba apoyada en un sofá. Lloraba desconsoladamente de terror. Yo no pensaba en ese momento que iba a fallecer", aseguró el agente.

El policía reconoció que en un primer momento no entendían lo que pasaba porque el incendio había sido en otro sitio y la mujer herida se hallaba en otro lugar. "Escuché 'ese hijo de puta ha quemado a mi hija'. Entonces, ahí até cabos. Avisé a mis compañeros y les dije que no se vaya el hombre, esto parece una violencia de género. También estaba el niño, al principio pensaba que era mulato, estaba moreno", detalló el agente, en referencia al bebé de 22 meses que también resultó herido en el incendio.

Un guardia civil que detuvo al sospechoso subrayó que el hombre les confesó lo ocurrido: "Nos dijo que se fue de fiesta, consumió éxtasis, fue a una gasolinera y compró un litro y medio de gasolina, entró en casa y quemó a su mujer con el bebé cogido en brazos. Dijo que había discutido con ella y que estaba celoso".

Otro agente señaló que el asesino confeso, Carlos Peña Flores, no paraba de repetir que era un hijo de puta y que había sido él. Según su versión, lo decía al aire mientras se movía por la finca de Alcúdia. "He sido yo, la he quemado", decía el sospechoso. "También explicó que se intentó suicidar, que se intentó colgar de una tubería pero que se había roto", añadió el policía. Otro investigador apuntó que el acusado estaba muy nervioso y que se golpeó la cabeza contra el vehículo policial mientras decía que era su culpa.

Una vecina que observó que salía humo de la ventana de la casa el pasado 29 de junio de 2016 y que llamó al 112 explicó que el hombre decía 'matadme por favor, matadme por favor'. Según recordó, vio a la víctima quemada con el niño en brazos y ella le pidió que llamara a la Policía. Intentó ayudarla, fue a por una manguera, pero la mujer cogió el coche y se marchó del lugar.

El acusado, español de 39 años, reconoció los hechos este lunes ante el jurado popular y se conformó con una condena de 30 años y ocho meses de prisión por asesinato con alevosía y ensañamiento, con la agravante de parentesco, incendio con peligro para la vida de las personas y lesiones en el ámbito familiar. Carlos Peña permanece encarcelado desde hace tres años, cuando se produjo el crimen machista.

"El niño pudo haber muerto en el incendio"

"El niño pudo haber muerto en el incendio". Un guardia civil del Laboratorio de Criminalística fue tajante este martes en la segunda sesión del juicio del crimen de Alcúdia. "No solo por el fuego, por las quemaduras puedes fallecer, sino por intoxicación por inhalación de humo puedes morir", añadió otra agente del instituto armado.

La mujer asesinada en Alcúdia, que murió quemada viva tras ser rociada con gasolina por su pareja, logró salvar a su hijo, un bebé de 22 meses, al arrojarse por la ventana de casa, envuelta en llamas, con el menor en brazos. Los investigadores señalaron que su acción fue providencial. El pequeño resultó herido, pero no de gravedad. Los peritos de la Guardia Civil confirmaron que el fuego del 29 de junio de 2016 en la vivienda fue intencionado. "No hay ninguna duda de que el incendio fue provocado", señaló uno de ellos. El especialista subrayó que bastaba esa cantidad de gasolina que utilizó el asesino, o incluso menos, para acabar con la vida de una persona. Los agentes detallaron que el foco de inicio del fuego estaba situado en el dormitorio. Muy cerca de allí, apareció un mechero, un zippo metálico. "Lo encontramos al pie del marco de la puerta", en el pasillo, dijo una agente.