"Solo iba con la intención de dejarla marcada, no tenía intención de matarla, se me fue de las manos y lo siento mucho. No quería llegar a ese extremo". Carlos Peña Flores, el asesino confeso de su pareja Xue Sandra S.M., de 34 años, a la que quemó viva en Alcúdia en el verano de 2016, reconoció los hechos este lunes al mediodía ante el jurado popular en la Audiencia de Palma.

El acusado, español de 39 años, vestido completamente de negro y tapándose la cabeza en todo momento con una capucha, se mostró arrepentido durante el primer día del juicio. "Pido perdón, nuestro hijo va a crecer sin su madre", recalcó. El sospechoso, que se encuentra en prisión provisional desde hace tres años, permaneció cabizbajo en el banquillo. No dejó de temblar producto de los nervios.

"Ella me estaba traicionando con otra persona a mí y a su propio hijo. Yo no podía asimilar que mi hijo creciera en brazos de otro. Ese día empecé a beber y a drogarme. Tenía como el diablo dentro", aseguró Carlos Peña.

El hombre, que se enfrentaba a una petición inicial de condena de la fiscalía de 39 años de cárcel, aceptó este lunes 30 años y ocho meses de prisión. El procesado se declaró autor de un delito de asesinato con alevosía, ensañamiento y la agravante de parentesco, otro delito de incendio con peligro para la vida de las personas, ya que su hijo, un bebé de 22 meses, resultó herido en el fuego, y otro delito de lesiones en el ámbito familiar.

Las partes alcanzaron un acuerdo este lunes al mediodía, por el que también se le apreció la circunstancia atenuante de confesión, ya que desde el primer momento el acusado reconoció ser el responsable de los hechos.

Pese a haberse conformado con 30 años y ocho meses de cárcel, la pena de cumplimiento efectivo será de 25 años entre rejas. "Aunque no pone toda la verdad en el escrito de conformidad, lo firmo porque ella no está aquí. Como ella no está aquí, pues lo firmo", sentenció el asesino confeso.

"Mantuve una relación de cuatro años con Xue Sandra, teníamos un hijo de 22 meses y vivíamos de alquiler en una finca en Alcúdia. Ella cambió totalmente de personalidad por un implante hormonal. Yo estuve aguantando mucho tiempo maltrato psicológico. Ella me dijo un día que no quería volver a verme y que había conocido a otra persona. Me fui a las tres de la tarde y empecé a beber y a consumir droga", recordó, en referencia al pasado 28 de junio de 2016.

"Luego, sobre las seis de la madrugada del día siguiente, no podía asimilar que mi hijo creciera en brazos de otro. Solo quería marcarla, no tenía intención de matarla, se me fue de las manos. Compré un litro de gasolina en una gasolinera cercana. Entré en casa de una patada en la puerta. Había un alambre puesto. Eran las seis y media o las siete de la mañana. Como entré haciendo ruido, ella se levantó y salió de la habitación", añadió, rememorando la mañana del 29 de junio de 2016.

"Pasó todo tan rápido que se me fue de las manos. Le eché gasolina apretando la botella y luego encendí el mechero. No dio tiempo a nada. Fue un fuego muy rápido. Ella se tiró a la cama en un acto reflejo. Le eché una manta, pero ella daba muchas vueltas. Cuando se incendió la cama, saqué al niño de allí, lo cogí de una pierna y lo dejé en el sillón. Estaba dormido en la cama. Entonces, fui a por agua y ella ya salió con el niño en brazos por la ventana. Se cayó por allí con el bebé en brazos y salió corriendo", manifestó el acusado. La madre, envuelta en llamas, logró salvar a su hijo saltando por la ventana con él en brazos. Luego, condujo su coche hasta llegar a casa de su progenitora, donde pidió auxilio. Sufrió gravísimas quemaduras en el 80% del cuerpo. Fue trasladada al hospital de la Vall d'Hebron en Barcelona. Tras varias intervenciones, la joven murió el 8 de agosto de 2016. Su bebé sufrió quemaduras en la mejilla y una pierna y otras lesiones de las que tardó 30 días en curar.

"Yo cogí a mi hijo y me despedí de él. Le dije 'te quiero mucho'. Tenía la intención de colgarme, de quitarme la vida, en una caseta. Yo me quemé la pierna para sacar al niño de la cama y luego lo dejé en el sillón. Ella lo sacó de casa", precisó el asesino confeso.

"Una vecina vino a casa. Ella me vio y se fue corriendo. Llamó a la Policía. Yo me entregué, me quería colgar en una barraca. Le dije a un policía 'por favor pégame un tiro, le he pegado fuego a mi mujer'. Yo soy alcohólico", admitió el procesado ante el tribunal popular. Carlos Peña también confirmó que sabía que es extremadamente doloroso quemarse con gasolina. "Pido perdón, no quería llegar a ese extremo, lo siento mucho", insistió en el juicio.

Además de los 30 años de prisión con los que se conformó el acusado, en concepto de responsabilidad civil deberá pagar unos 200.000 euros de indemnización. También aceptó la privación definitiva de la patria potestad respecto de su hijo, así como la prohibición de aproximarse y comunicarse con él durante 25 años.