Samuel Argandoña Ruiz, el exmonitor del colegio SantAgustí de Palma, ha sido condenado a penas que suman 19 años de cárcel, por abusar sexualmente de cinco alumnos del centro. Esta condena la ha fijado el tribunal de la Sección Primera de la Audiencia de Palma, que fija en quince años el tiempo efectivo que el acusado estará preso. Los jueces, además, declaran la responsabilidad civil del centro educativo por los delitos cometidos por su exempleado. El colegio tendrá que pagar la indemnización que se debe abonar a las víctimas, que suma 11.600 euros.

La sentencia detalla que el acusado fue contratado en el año 2014. Entró a trabajar como conserje, pero realizaba otras tareas dentro de la organización de la escuela. Así, era monitor religioso y también profesor de teatro. Se encargaba de grabar los vídeos de las actividades de la pastoral y de otros actos que se organizaban en el colegio. Asimismo, organizaba eventos para un grupo relacionado con la pastoral, que estaba en el propio colegio. Además, era monitor de los campamentos y de las convivencias religiosas que se organizaban para los alumnos. También trabajaba como ayudante en el comedor.

El acusado, defendido por el abogado Eduardo Luna, está en prisión preventiva desde hace un año. Además de los cargos que presentó la fiscal María Alonso, el monitor se enfrentó a una doble acusación particular, ejercida por los abogados Josep Perelló y José Ignacio Herrero.

El acusado disfrutaba de despacho propio en el colegio y allí guardaba todos los aparatos informáticos para realizar los vídeos. El centro le encargó que realizara un vídeo conmemorativo del 125 aniversario del colegio y para poder realizar este proyecto podía disponer de determinados alumnos durante el horario escolar.

La sentencia hace hincapié en que Samuel Argandoña mantenía una "relación muy cercana" con los menores. Logró ganarse su confianza y aprecio. De hecho, mucho de los alumnos lo consideraban un amigo. Así, por tanto, el monitor aprovechó ese "ambiente de relajación, confianza y camaradería" para abusar de los cinco alumnos del colegio.

La primera víctima fue un menor de 11 años. El acusado se llevó al alumno a una aula y con la excusa de que tenía que medirle el pene para encargarle unas mallas, le bajó la ropa y le realizó tocamientos íntimos. Este episodio, ocurrido en mayo del año pasado, lo repitió dos veces más con el mismo menor.

También el acusado, en su proyecto de grabar un vídeo, trasladó a dos alumnos a una clase y les propuso que para la obra de teatro tenían que besarse en la boca y después la niña tendría que tocar a su compañero. Los dos niños se negaron a realizar esta escena.

A finales de curso, el condenado se llevó a otro niño de once años a una sala, con la excusa de que tenía que realizar una prueba de vestuario para la obra de teatro. Le quitó la ropa al niño y le masturbó, indicándole que no contara nada porque "se le caería el pelo".

Al curso siguiente volvió a cometer otra agresión sexual con otro alumno dentro del colegio. Esta vez le dijo al niño que había ganado un premio en un concurso de fotografía y que debía tomarle medidas para un traje. De esta forma convenció al pequeño para que se desnudara y le realizó tocamientos íntimos.

El último abuso sexual se cometió en el año 2016. El monitor le dijo a otro alumnos que se quedara en la sala donde celebraban la catequesis. Le bajó los pantalones y el acusado le estuvo observando sin ropa, aunque no le tocó.

Cuando se registró su domicilio, tras su detención, se comprobó que había borrado archivos de su ordenador. Por fortuna pudieron ser recuperados por la Policía. Intentó eliminar más de 80 vídeos sexuales de menores.

El acusado solo reconoció una parte de los hechos por los que se le acusaba. El tribunal critica que durante el juicio el monitor intentara fingir una enfermedad mental que no padecefingir una enfermedad mental que no padece, intentando convencer a los magistrados que no conocía el alcance de la gravedad de los hechos que había cometido con los alumnos.

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