Por ahora Mallorca y el resto de islas parece que están esquivado la palpable desaparición de gorriones que se está dando en otros ámbitos urbanos de la península y del continente europeo. Esta pequeña ave siempre ha estado ligada al hombre hasta el punto de que se la conoce como "comensal del ser humano" y su desaparición se asocia a un empeoramiento de las condiciones de vida en las ciudades. Solo en la última década se calcula que en España ha desaparecido el 21% de la población de esta especie, en torno a treinta millones de ejemplares.

"Y en Inglaterra, donde se han realizado estudios desde hace muchos más años, se calcula que han perdido el 58% de su población de gorriones desde la década de los setenta", apunta Manuel Suárez, ornitólogo especialista en anillamiento de aves del Grup Balear d'Ornitologia i Defensa de la Naturalesa (GOB).

Este especialista, que remite a los estudios realizados en la península por SEO Birdlife y por el Institut Català d'Ornitologia (ICO), admite que en las islas no se han hecho investigaciones tan detalladas. "Y nos faltan por analizar los datos de los que disponemos", confiesa. "Pero la sensación que tenemos es que el descenso de la población de gorriones en Balears no es tan acusado".

Preguntado por los posibles motivos de que esta ave sobreviva mejor en este archipiélago, Suárez apunta a que en los pueblos de Balears la actividad agrícola sigue teniendo su peso para este pájaro cuya dieta, en buena parte, consta de semillas y de los insectos que los labrantíos ponen a su alcance.

Pese a que no existen certezas absolutas sobre los motivos por los cuales están mermando las poblaciones urbanas de gorriones, este especialista del GOB apunta a un posible conjunto de factores.

"La creciente contaminación puede estar perjudicando su reproducción. También las nuevas formas de limpieza urbana, con los camiones regando las calles, pueden estar restringiendo su acceso a la comida. Y los cambios en la manera de construir, con edificios en los que cada vez hay menos huecos en los que puedan nidificar, podrían estar afectándoles", baraja Suárez, que descarta sin embargo la competencia con otras aves como la cotorra argentina como sí se ha constatado en la península: "Aquí la conselleria de Medio Ambiente hizo una buena campaña de erradicación de la cotorra argentina y han quedado muy pocas", razona.

Mao Tse Tung se equivocó

Pero, ¿qué pasaría en caso de una extinción total de esta especie? Suárez responde con una vieja y verídica historia. Cuando Mao Tse Tung tomó el poder en China, declaró la guerra a los gorriones "porque se comían el grano del pueblo" y desató una campaña brutal para eliminarlos. Resultado: al no tener depredadores, se sucedieron una serie de plagas insectívoras que acabaron con buena parte de las cosechas.

"Luego se intentó recuperarlos pero la población de gorriones en China nunca ha vuelto a ser la que fue", concluye Suárez, que lamenta que, al ser un pájaro tan común y cercano, no abunden los estudios sobre él. "Lo que sea que les esté pasando al final nos afectará a nosotros porque vivimos juntos. Y lo que está ocurriendo en Europa tarde o temprano llegará aquí", advierte.

Puede criar hasta tres veces al año y vivir entre 12 y 13

Como casi todas las aves, el macho es más vistoso y la hembra más discreta al encargarse de los polluelos, a los que deben alimentar con proteínas (insectos). En caso de necesidad, pueden criar hasta tres veces al año y pese a que el 70% de ellos mueren en su primer año de vida, pueden llegar a vivir entre doce y trece años.