Un día después de que el Fondo Monetario Internacional alertara de una "desaceleración económica sincronizada" a nivel mundial, Cáritas lanzaba ayer el aviso: "Estamos peor preparados para una crisis que en 2007, si se produce una nueva crisis las consecuencias serán mucho peores".

Y es que no toda la población balear ha logrado salir aún de la crisis. Un 21,4% de los habitantes de las islas viven en exclusión social. Y del resto, de los que forman parte de la llamada "sociedad integrada", hay un importante grupo que hace equilibrios sobre la precariedad: unas 211.000 personas están en el filo y sin red de protección alguna y caerán "de una manera bastante rápida" en la exclusión social a la que se produzca un nuevo descalabro económico.

"Si se produce una nueva crisis, las consecuencias serán mucho peores". Así lo advirtió ayer Raúl Flores, secretario técnico de la Fundación Foessa, la entidad impulsada por Cáritas para conocer de forma objetiva la situación social de España. Flores presentó en Palma los datos de Balears del VIII Informe Foessa de 2018.

¿Postcrisis? No para todos

El anterior informe reflejó la situación 2013, cuando España empezaba a mirar la crisis por el retrovisor, con lo que el documento de 2018 es presentado como el de la "postcrisis", aunque, como se matizó ayer, no todo el mundo haya llegado aún a ese escenario.

Alrededor de 243.000 personas de las islas viven en exclusión social (un 21% de la población), un concepto que va más allá de la pobreza monetaria y tiene en cuenta más factores que la carencia material o el acceso al empleo (factores como la educación, la salud o la conflictividad social).

El dato es mejor que en 2013 (unas 43.000 personas han logrado salir de la exclusión desde entonces), pero aun así Balears es la tercera comunidad autónoma con mayor índice de exclusión, solo por detrás de Canarias (29%) y Extremadura (23 %).

Los principales factores que colocan a la comunidad balear en esta triste posición son la precariedad del empleo (marcada por la temporalidad) y la gran desproporción existente entre los sueldos y el precio de la vivienda. Así, según recoge el Informe y como advirtió ayer, la exclusión social se ha enquistado en las islas, creando la "sociedad estancada".

Hasta 243.000 baleares viven en exclusión y de estos unos 98.000 están en una situación severa: carecen de una vivienda segura o adecuada, sufren paro persistente, precariedad laboral extrema y son invisibles para los partidos políticos.

El perfil de la exclusión

¿Cómo es el perfil de los hogares en exclusión? Núcleos sustentados por un hombre español de entre 45 y 65 años, que trabaja y vive en municipios de entre 20.000 y 50.000 habitantes. El colectivo con más riesgo de caer son mujeres de origen extracomunitario, menores de 30 años que estudian o están en el paro.

Dentro de la exclusión hay una proporción de población que está aún peor: la "sociedad expulsada".

Hablamos de 38.000 personas en una situación tan frágil que únicamente aspiran a "poder sobrevivir cada día".

La "sociedad integrada" es aquella que no tiene dificultades para tener una vida digna y respecto a 2013 ha crecido y representa a un 43% de la población, pero como señalábamos al principio de este artículo "se está produciendo una quiebra en la base", dejando muy cerca de la frontera de la exclusión a más de 200.000 personas, "familias cuyo colchón de resistencia es ahora mucho más débil que hace unos años".

Además de ocupar la tercera posición nacional en cuanto a exclusión social, Balears encabeza el pódium de la desigualdad: la brecha entre ricos y pobres en el archipiélago es la más ancha de España. Y es que la renta media se ha incrementado un 11 % en los últimos diez años, pero esta subida sólo ha sido del 0,6 % entre la población con menos ingresos, "siendo este uno de los resultados de una salida de la crisis basada en el crecimiento del empleo de baja calidad".

El Informe Foessa también evalúa el "conflicto social" como otra dimensión a tener en cuenta al hablar de exclusión, un ítem que incluye problemáticas como las adicciones o los conflictos en el hogar: dos aspectos en los que Balears tiene las más altas de todo el país.

Ésta es la situación social de Balears: ¿Responden los servicios públicos a la altura de las cifras? No del todo. El gasto en protección social está por debajo de la media española. Si aquí se destinan 2.840 euros por habitante, la media nacional es de 3.215 euros.

Tras los servicios sociales públicos, Càritas es la primera entidad a la que más personas en riesgo acuden en busca de ayuda. Gabriel Pons, director de Càritas Menorca, señaló que los recursos nunca son suficientes, pero que intentan cubrir todas las necesidades básicas que les llegan.

Para concluir su exposición, Raúl Flores recordó un dato preocupante (otro): el ascensor social en España ya no funciona. Hoy "la pobreza se hereda: es una marca de transmisión intergeneracional".

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