Aunque el mar balear es una de las áreas mejor conservadas del Mediterráneo, no es inmune a la presión del ser humano. Las bahías de Pollença y Alcúdia muestran evidentes síntomas de fondeos de embarcaciones sobre sus praderas de posidonia, una acción que tampoco elude un área protegida como es Trenc.

Estas serían las zonas más frágiles del litoral mallorquín mientras que la bahía de Fornells, en Menorca, y la zona de Illetas, en Eivissa y Formentera, serían los fondos más degradados del resto del archipiélago, explicó ayer Laura del Valle, técnica de la Sociedad de Historia Natural de Balears (SHNB), entidad que junto al Observatorio Socioambiental de Menorca (OBSAM) y la Fundación Marilles han unificado por primera vez toda la cartografía existente de los fondos marinos de Balears.

Tal y cómo destacó Aniol Esteban, director de Marilles, esta cartografía unificada será un instrumento fundamental para avanzar en el conocimiento del estado del litoral y mejorar su gestión y conservación, idea en la que coincidió Eva Marsinyach, técnica del OBSAM que, sin embargo, lamentó que la cartografía unificada presentada ayer ha trabajado a una escala que no permite visualizar todos los tipos de hábitats presentes en Balears por lo que concluyó que su medio marino sigue siendo un "gran desconocido con maravillas aún por descubrir".

Sobre cómo se puede revertir esta degradación manifiesta, Esteban remarcó que la solución pasa por reducir esta presión antrópica. Y detalló las principales presiones que sufre el medio marino que, enumeró, son la pesca profesional y recreativa, la contaminación y la presencia de plásticos, la actividad del sector náutico y la presión demográfica.

De esta unificación de todos los mapas existentes se ha concluido que del 57% de la superficie cartografiada se sabe en el estado en que se encuentra pero que solo un 17% de ella presenta hábitats conservados de manera favorable.

La nueva cartografía, abundan sus impulsores, describe 55 hábitats marinos y cubre una superficie total de 4.395,95 kilómetros cuadrados de lecho marino, lo que supone la práctica totalidad de los fondos litorales de 0 a 50 metros de profundidad que envuelven las islas y hasta los 100 metros en el canal de Mallorca (el que separa a esta isla de las Pititüses) y a los 400 metros de profundidad del canal de Menorca.

La superficie cartografiada representa el 40% de los fondos de la plataforma continental (desde los cero a los 200 metros de profundidad) de Balears y el 22% de la superficie comprendida entre los 0 y los 700 metros del talud que rodea a este archipiélago.

El litoral de la Serra

El gran vacío de la cartografía marina existente corresponde precisamente al litoral más virgen de la costa mallorquina, el de la Serra de Tramuntana, una carencia que las técnicas no supieron explicar a qué es debida pero que sí instaron a enmendar si se quiere tanto mejorar como actualizar el conocimiento del estado de las zonas más vulnerables.

Los hábitats más representativos dentro de la supericie cartografiada son los fondos de maërl, los detríticos biogénicos con baja cobertura de alga y, en las zonas más cercanas a la costa, hasta los 50 metros de profundidad, las praderas de Posidonia oceánica que ocupan una superficie de 459,77 kilómetros cuadrados. Esteban concluyó revelando que en las islas hay documentadas 400 especies diferentes de peces, cinco de las cuales se han descubierto hace menos de 30 años lo que certificaría su gran potencial.