La conselleria de Medi Ambient ha triplicado en un solo año las sanciones económicas a las embarcaciones que fondearon sobre la posidonia marina. Así, este pasado verano las multas impuestas por los agentes medioambientales, que tienen la condición de autoridad, alcanzaron la cifra de 130 multas, frente a las 42 del año anterior.

Sin embargo, la vocación de la conselleria, según señaló ayer su responsable Miquel Mir, no es ir persiguiendo y sancionando a las embarcaciones que realizan esta infracción. La intención es conseguir concienciar a los marineros del daño ambiental que ocasionan cada vez que lanzan y arrastran un áncora sobre esta especie protegida. Por este motivo, la conselleria dispone de un servicio de vigilancia de la posidonia, que cuenta con quince embarcaciones que recorren toda la costa de Balears. Los tripulantes de estas barcas públicas no pueden sancionar, sino que su labor es la de informar y ayudar a los propietarios de barcos para que modifiquen su posición de fondeo cuando comprueban que han lanzado el áncora sobre posidonia.

Según los datos que facilitó ayer el conseller, la principal labor de este servicio de vigilancia es dar información al navegante y prestarle asistencia. Con la información que facilitan estos funcionarios se intenta que el propietario de la embarcación cambie de hábito y sea consciente de que no se puede destruir esta especie protegida. Este pasado verano, el servicio de vigilancia realizó un total de 121.245 actuaciones, más del doble que el año pasado. Estas actuaciones se dividieron entre servicios de información y asesoramiento. Se realizaron un total de 86.207 comprobaciones de fondeo, de tal forma que 8.504 embarcaciones decidieron cambiar de lugar y fondear en una zona de arena.

Mayor concienciación

Para el conseller Mir, es un dato muy significativo que menos del diez por ciento de las embarcaciones se hayan tenido que cambiar de ubicación para fondear, lo que demuestra que es cada vez mayor la concienciación entre los marineros de la necesidad de proteger esta especie marina. La isla donde se ha detectado un mayor nivel de concienciación ha sido Formentera, donde únicamente han tenido que modificar de posición el uno por ciento de las embarcaciones.

Mientras que el servicio de vigilancia se encarga de dar información a los navegantes, la labor de los agentes medio ambientales es diferente. Estos agentes, cada vez que sorprenden a algún barco fondeado sobre la especie marina protegida, se sanciona a su propietario, sin darle la posibilidad de cambiar de ubicación. La cuantía de la sanción, que se cobra tras un proceso administrativo, depende del daño que se ha podido realizar a la especie protegida. La Guardia Civil que patrulla la costa también tiene la misma capacidad sancionadora. El conseller Mir explicó ayer que uno de los proyectos de su conselleria, con el objetivo de proteger la fauna marina, es realizar una señalización de las praderas de la especie protegida. Este proyecto se financiará con fondos de la ecotasa. Al mismo tiempo, también se está ultimando la realización de un mapa cartográfico, para que los navegantes puedan conocer las zonas donde se sitúan estas praderas marinas, que se extienden por Balears en una superficie aproximada de 750 kilómetros cuadrados.

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