La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) negó el pasado mes de julio de forma categórica que los hoteles de la isla tuvieran problemas para cobrar los pagarés de Thomas Cook, una situación que un mes antes, en junio, ya afectaba a empresarios de Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentara, que al ir a pedir a los bancos créditos para adelantar el cobro de dichos pagarés se encontraron con la negativa de las entidades financieras, que no consideraban que esas obligaciones de pago vinieran de una entidad solvente.

Sin embargo, la patronal hotelera negaba lo que estaba sucediendo. "No tenemos nada que decir al respecto, ya que dicha noticia no se ajusta a la realidad", respondió en aquel momento la patronal hotelera mallorquina, presidida por María Frontera.

El episodio lo recuerda hoy el grupo ecologista Terraferida. Y lo hace para argumentar con un precedente de peso su negativa ante la polémica decisión del Govern de destinar parte de la recaudación de la ecotasa a ayudas a los trabajadores afectados por la quiebra de Thomas Cook, ayuda pública que se suma a los 300 millones de euros que dedicará el Gobierno a las empresas afectadas y al anuncio de rebajas de tasas a las aerolíneas para que los territorios turísticos, Baleares y Canarias principalmente, no pierdan conectividad aérea.

Según el grupo ecologista había información previa abundante y concreta sobre el difícil momento por el que atravesaba el touroperador británico, pero se negó hasta el último momento desde la patronal mallorquina.

La información que cita Terraferida fue publicada el 9 de julio por el medio turístico especializado Hosteltur, que en esa fecha temprana, en el arranque de la temporada turística, ya hablaba abiertamente de la "grave situación financiera por la que atraviesa el touroperador británico"; se refería también "a la situación de alarma que se vivía en el sector turístico español" y detallaba que "en caso de una posible quiebra de Thomas Cook Canarias y Baleares serían los territorios más afectados", como así sucedió.

Otras señales anticipadas de lo que iba a ocurrir. Un mes antes, en junio, Thomas Cook enviaba un comunicado a la Bolsa de Londres en el que confirmaba las conversaciones con su accionista mayoritario chino Fosum Internacional para una posible operación de venta.

Su CEO, Peter Fankhauser, se desplazaba a la sede de Mallorca un mes después para lanzar un mensaje de tranquilidad. Thomas Cook iba "a resistir porque tenía asegurada la liquidez para afrontar la temporada baja con el apoyo de los bancos y sus accionistas". Pero el verdadero motivo de su visita a la isla lo publicaba este diario. Peter Fankhauser aprovechó para pedir descuentos a los hoteleros mallorquines , advirtiendo que ahora Turquía, Egipto, Túnez o Grecia eran destinos más baratos. Las plazas del turoperador habían caído un 10% con respecto al año anterior.

La primera señal seria de alarma se produjo ya el mes de mayo, al anunciar en Londres los resultados económicos de su primer semestre, de octubre a marzo.

El gigante británico había perdido 1.665 millones de euros y acumulaba una deuda de 1.427 millones de euros. La publicación de los resultados provocó en la bolsa de Londres una caída del 14,72% al gigante turístico, aunque su responsable se seguía excusando en los efectos de la ola de calor sobre sus reservas, los altos precios de Canarias y la incertidumbre que provocaba el BrexitBrexit.