—Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Cuándo está programada la próxima crisis?"

—Algunos dicen que ya ha empezado, pero Estados Unidos ha repuntado. Me gustaría que la crisis no llegara, pero se dan las condiciones y estamos expuestos.

—La sanidad pública no es gratuita.

—Los impuestos crean un pool que funciona como los seguros de los coches. El sistema español es muy bueno, con una cobertura universal que compensa los riesgos. Ahora se está gastando un poco más de lo disponible.

—Sabemos que no podremos pagar la sanidad pública.

—O la gente decide pagar más impuestos para costear la sanidad pública, o se instaura el copago, y en cualquier caso es más barata que la sanidad privada.

—Tampoco podremos amortizar Son Espases

—Tal vez con un impuesto hipotecado porque, si admites el valor de la salud, la relación coste-beneficio es grande. Una vida también vale mucho, y no la traducimos a dinero.

—¿Quién le niega un tratamiento a un paciente por razones económicas?

—No son económicas. Si hay una cantidad determinada de dinero disponible, ha de comprar el máximo de salud. Es muy difícil decir que no pero, entre salvar a diez o a uno, se escoge lo primero.

—La asistencia sanitaria está anticuada.

—Lo hace lo mejor que puede con lo que tiene. No se reconoce el esfuerzo con pocos recursos de médicos y enfermeras, que llevan adelante una población enorme.

—¿La Inteligencia Artificial hará superfluos a los médicos?

—No, la profesión se hará mucho más especializada y tecnológica, pero los médicos poseen una intuición de la que carecen las máquinas. Siempre se habrá de interpretar.

—¿Sostiene que tratar las adicciones no es rentable?

—Al revés, tratar las adicciones a la cocaína o la heroína es superrentable. Mejoran los adictos y las personas de su entorno, ahorra el sistema de beneficencia, bajan las estadísticas de crímenes y pueden volver al trabajo. Hice el estudio en Connecticut.

—¿Thomas Cook demuestra el diferente concepto económico en España y Reino Unido?

—Me preocupa ver que se necesitaban doscientos millones de libras, se encontraron 90 y el salvamento no se ha materializado por 110. No es una cuestión del Reino Unido, sino del contexto, de la tradición histórica de los conservadores británicos que son muy duros en estos asuntos.

—¿Veremos 'Soylent Green', la eliminación de ancianos?

—No lo creo pero, si una persona lo ha dejado escrito, no se ha de forzar a nadie a vivir con dolor.

—No habrá residencias para todos.

—No, es un problema real y que requiere ideas creativas. Se necesita a más gente joven que conviva con personas mayores a cambio de cuidarlas, una opción para los estudiantes. Los servicios sociales serán casi tan grandes como la sanidad, en el Reino Unido ya intentan coordinarlos.

—¿Un inmigrante tiene derecho a la sanidad desde el día de llegada?

—Sí, somos humanos y queremos ayudar a otros. El inmigrante se cura, paga impuestos y compensa el tratamiento. La meta es hacerlos productivos y que lleguen a su plenitud, porque gastan menos de lo que dan. Y se trata también de enviar más recursos eficientes a sus países de origen, para crear allí bolsas de riqueza.

—¿Se ofrecen demasiados servicios públicos a los ricos, que diría Ábalos?

—Los ricos son, o somos, más sanos y gastamos menos. Contribuimos a la salud pública y ejercemos un efecto de compensación, suavizando el reparto de la carga.

—¿El NHS británico funciona mejor que el Ib-Salut

—El National Health Service era puntero, con los métodos de vanguardia para la evaluación tecnológica y médica. Es un sistema transparente y admirado en todo el mundo. Sin embargo, sufrió recortes en 2008 y 2014, además de que el brexit ha supuesto una salida de enfermeras y médicos. Ahora mismo, la sanidad está mejor aquí que allí.

—¿Calculan el gasto de la gran epidemia por llegar?

—Ahora no hay grandes epidemias, aunque el ébola ha vuelto a crecer. No se nota una gran preocupación, estamos un poco demasiado tranquilos.

—¿Tiene usted un seguro privado?

—Nunca lo he tenido. Confío en la sanidad pública, como todo el mundo cuando hay un problema real, aunque la atención hotelera sea mejor en la privada.

—¿Dónde alumbró a sus hijas?

—En un hospital público, en una habitación con seis mujeres más, separadas por cortinas.