"El ambiente es desolador, gente llorando porque no sabe cómo van a salir de esta. Personas con más de treinta años de antigüedad en esta empresa que tienen la certeza de que se van a quedar en la calle".

Este es el panorama que pintaban ayer varios trabajadores de Thomas Cook contactados por este diario de lo que estaba ocurriendo en el interior de las oficinas del turoperador británico ubicadas en el polígono de Can Valero de Palma.

"Hay incluso matrimonios que se conocieron trabajando aquí, se casaron y ahora ven que las nóminas de ambos pueden dejar de ser ingresadas en sus cuentas a final de este mismo mes. Mi marido, al menos, trabaja en otro sitio y su sueldo siempre llegará", exponía otra empleada.

Al desánimo por todo lo que esta ocurriendo se le suma la falta de apoyos que están recibiendo por parte del Govern, según denunciaron.

"Esto se sabe desde el pasado lunes, pero ¿puedes creer que no ha venido nadie por aquí para animarnos o para garantizarnos que vamos a cobrar algo o que percibiremos el paro? Pues así ha sido. Y somos setecientas personas que, ahora, justo antes del invierno, nos vamos a quedar sin trabajo. Creo que en Orizonia eran menos trabajadores y allí sí que fueron", comparaban con acritud.

A todo este cóctel de incertidumbre laboral y falta de apoyo institucional se le sumaba la falta de trabajo y los inagotables rumores que esa falta de actividad desataban.

"Tenemos órdenes explícitas de no tocar el teclado pero algunos de nosotros, casi por caridad, estamos ayudando a algunas oficinas del extranjero. Aunque te aseguro que todo el mundo está trabajando a medio gas", admitía uno de los empleados contactado. El horario de nueve de la mañana a cinco o seis de la tarde, dependiendo de los departamentos, se les está haciendo interminable a muchos de los trabajadores.

"Un abogado nos ha informado de que si queremos cobrar del Fogasa (Fondo de garantía salarial, organismo del ministerio de Trabajo que debe abonar a los trabajadores los salarios e indemnizaciones que las empresas para las que trabajan no han podido satisfacer por encontrarse en situación legal de insolvencia o por haber sido declaradas en situación de concurso), antes hemos de demandar a la empresa porque acudimos a trabajar y no tenemos nada que hacer", explicaba una empleada a los compañeros que querían escucharle.

Pagos y atención al cliente

Aún a medio gas, había departamentos de la sede de Thomas Cook en Palma con cosas por hacer: "Se siguen haciendo pagos a las empresas nórdicas y francesas del grupo, que parece que siguen activas. Y el servicio de atención al cliente también está bastante atareado", diferenciaban.

"Hoy ha quebrado Alemania, por lo que no hay mucho que hacer. Era la única bala que nos quedaba. Esto está frito, no hay nada que hacer", anticipaba otro trabajador con pesimismo el, a su juicio, final cantado de una compañía con más de 38 años de antigüedad en esta isla.

"Antes estaba ubicada en Iberostar. Algunos empleados tienen 38 años de antigüedad y estaban a punto de jubilarse, les quedaba poco más de un año", lamentaba otra de las empleadas.

"Si Alemania (la división germana del grupo británico) se salvara, aún se podría mantener la mitad de la plantilla", albergaba alguna esperanza otra de las personas afectadas por esta quiebra.

Cariacontecida -"¡solo tienes que mirarme la cara!", respondía malhumorada a la pregunta de cómo se encontraba-, una trabajadora de la limpieza lamentaba, ya hablando en pasado, que "esta era una gran pequeña familia. A pesar de ser la chica de la limpieza, nunca nadie me ha faltado al respeto y me han tratado como a una más".

A toda esta pesadilla hay que sumar la incertidumbre inmediata de que no saben si van a cobrar la nómina de este mesincertidumbre inmediata de que no saben si van a cobrar la nómina de este mes de septiembre. "Era una empresa que pagaba con puntualidad y religiosidad el día 27 0 28 de cada mes", recordaba ya con nostalgia otro trabajador.

Y es que el pasado martes por la tarde dos altos directivos del grupo turístico reunieron a la totalidad de la plantilla para comunicarles que no solo su puesto de trabajo estaba en peligro, sino que tampoco estaba garantizada la percepción de sus emolumentos por el trabajo realizado durante este mes que ahora acaba.

Dinero y nóminas preparadas

"Nos dijeron que tanto el dinero como las nóminas estaban ya preparadas para ser abonadas, pero que podían incurrir en un delito si nos pagaban en la situación actual de la empresa. Que el pago tenía que ser autorizado por un juez", explicaba el contenido de unas explicaciones que, aseguraron otros compañeros, "no dio nuestro director. Por lo que se decía por ahí, uno de ellos era un CEO (consejero delegado, la máxima autoridad de la empresa). Vinieron dos y nos dijeron lo de siempre, que no dependía de ellos, que recibían órdenes de arriba y que, en definitiva, no estaba garantizado que cobrásemos la nómina de este mes".

Para colmo, esta quiebra, al parecer de los entendidos cantada, les ha pillado a todo esta numerosa plantilla sin representación sindical que encauce sus reivindicaciones. Pese a que la ley establece que toda empresa de más de seis trabajadores puede contar con comité de empresa, esta de setecientos no lo tiene. "Nos estamos moviendo. Hay varios compañeros que están movilizando a la gente para que nos pongamos en manos de un único sindicato para tener más fuerza", adelantaron ayer unos trabajadores que ya solo fían en su propia actuación acabar mejor de lo que los hechos pronostican, vista la falta de apoyos institucionales.

"Antes del viernes sabremos algo más", concluyen.

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