Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Análisis

El pueblo vota, las urnas no obligan

El pueblo vota, las urnas no obligan

Estábamos ayer en la redacción comentando la ilusión que nos hace abordar las segundas elecciones estatales del año, las cuartas en cuatro años, las quintas en ocho años, cuando desde la sección de Deportes se ha planteado la cuestión fundamental: ¿noche de pa amb oliNo busquen correlaciones metafóricas, segundas intenciones ni nada que se le parezca. Estamos hartos, tan hartos como todos ustedes y nos aferramos a la única certeza del recuento: que habrá de tentempié para soportar la guardia. Y que si se votan opciones, se respetará el resultado o se pactará un menú mixto. Somos demócratas.

¿Noche de derechas o noche de izquierdas? A la tradicional pregunta de todas las elecciones, a la disyuntiva que nos mantenía en vilo en cada cita con las urnas, se suma ahora la de casilla de 'noche de nuevas elecciones', que ha convertido la política en un tedioso serial generador de desafección por su incapacidad para el acuerdo. Es una opción nueva creada por y para políticos, empachados de soberbia y necedad, pendientes de sus carreras y su tacticismo y ajenos a los problemas reales de los ciudadanos y a los complejos retos de la humanidad. El pueblo vota, pero el mandato de las urnas no obliga. Ni el más votado se empeña en buscar los apoyos que le faltan, ni los posibles socios en alcanzar acuerdos, ni la oposición en estar a la altura de los asuntos que exigen grandes consensos.

La pantalla del gobierno progresista ya pasó y está por ver a dónde conduce esta arriesgada estrategia de Sánchez, que en el mejor de los casos seguirá necesitando socios para ser un presidente pleno, siempre que no le descabalgue el tridente de la derecha, con un electorado que al menos tiene el aliciente de la remontada. Triste panorama.

Compartir el artículo

stats