Estuvo en lo más alto de su carrera profesional, pero su vida se desmoronó. Llegó a dormir en el coche. Lo perdió todo, hasta casi su propia vida. El motivo no fue otro que el maltrato psicológico que padeció durante muchos años por parte de su entonces marido. "Esta situación emocionalmente te destruye, te ves inútil, siempre estás a disposición de tu pareja. En el momento que lo vives, no lo ves. En casa siempre había peleas, gritos, humillaciones, infidelidades... Tenía una dependencia económica hacia él, aunque siempre he ido trabajando y he estudiado. Iba aguantando con los años, pero las peleas no solo eran conmigo, sino también con los niños. Sus hijos eran sus esclavos. Era un estrés continuo. Llevaba ya tres años insoportable".

Raquel (nombre ficticio) estuvo muchos años con su esposo, con el que tiene varios hijos. "La violencia psicológica hace mucho daño", asegura la mujer. Lo sabe bien, tras casi dos décadas de sufrimiento. Intentó suicidarse en una ocasión. "Es un círculo vicioso. Lo que ves es 'tengo que desaparecer y así desaparecen los problemas', lo ves así. Por suerte, mucha gente me ha ayudado, la asistenta social, mi actual pareja, mis hijos, el SOIB...", recalca agradecida, con una amplia sonrisa. "Todas las mujeres tenemos derecho a rehacer nuestra vida, no todos los hombres son malos y ahora estoy muy feliz con mi actual pareja", aclara la mujer.

Fuerza de voluntad

"Hoy en día no es como hace 20 o 30 años. Hay mucha gente para poder ayudarte a nivel institucional, ahora bien, las cosas no vienen solas. Si no pones de tu parte, no conseguirás nada. Es un proceso muy difícil, pero hay que coger el toro por los cuernos. Del maltrato se puede salir, se puede salir de todo, pero hay que tener iniciativa y mucha fuerza de voluntad. Del maltrato se sale, de donde no sales es de una caja", afirma con rotundidad.

"Todas las mujeres somos capaces de salir adelante, no estamos solas. Las instituciones hoy en día apoyan a las mujeres. No dependes de tu marido para seguir adelante. No hay que tener miedo. Es un paso difícil. Si se quiere, se puede salir del maltrato, pero hay que querer. No puedes esperar a que llamen a tu puerta", añade Raquel, enérgica y decidida, sentada junto a la mesa de su oficina.

"Mi exmarido era celoso y posesivo. En mi trabajo me causó muchos problemas. Hacía que mis hijos me acompañaran al trabajo para controlarme. Llegué a estar en mis mejores momentos laboralmente. Cuando él estuvo fuera de casa una temporada, me di cuenta del buen ambiente, tranquilidad y buen clima que había con los niños. Me di cuenta de que el que fallaba era él. Entonces, cuando él volvió a casa, le dije que me quería separar. Fueron seis meses horribles, era un acoso continuo, es una de las peores épocas de mi vida. Me quería tocar, me perseguía, me agobiaba, estaba como un loco en casa, gritaba a los niños... Yo me fui a casa de mis padres", recuerda Raquel.

Orden de alejamiento

Durante una disputa conyugal, él la insultó, la chilló y se le echó encima, según la mujer. "Los vecinos llamaron a la Policía, yo no le quería denunciar", apunta la víctima. Tras otro episodio con sus hijos, Raquel le denunció. Su esposo acabó detenido y con una orden de alejamiento. "Él no aceptaba la situación", subraya.

"Él renunció a la custodia de sus hijos. Yo dejé mi profesión. Empecé a cobrar el paro. Luego, fui a asistentes sociales. Ya no tenía ningún ingreso y teníamos que comer. Necesitaba ayuda. Me cerraron muchas puertas de mi trabajo anterior. Entonces, abrieron este proyecto de SOIB Dona y me inscribí. Me pasaron con mi tutora del SOIB. Fui a dos entrevistas laborales y en la segunda, me cogieron. Ahora, pronto voy a llevar un año trabajando en esta ONG como ayudante de administración y me van a renovar el contrato", aclara feliz.

"En la ONG trabajamos con mujeres maltratadas, ayudamos a mujeres con riesgo de exclusión social con microcréditos para que monten sus empresas, las asesoramos. Me encanta ayudarles, como a mí me han ayudado mucho. Aquí estoy como una reina. Me encuentro muy bien, me siento totalmente realizada", concluye Raquel, radiante.