"Todo son pegas. Si lo ponemos más difícil habrá menos peticiones", clama Bartomeu Rosselló, ingeniero especialista en Acústica Aplicada y perito judicial en ruidos en Balears. Él también es uno de los perjudicados por los continuos aterrizajes y despegues de aviones en Son Sant Joan. Insoportables para muchos vecinos de las zonas aledañas al aeródromo. Otros llevan tantos años escuchándolos que ya ni los oyen, así de triste es vivir en las cercanías del tercer aeropuerto español de la red de Aena, que en esta época del año opera a su máxima capacidad, con 66 movimientos a la hora.

El operador aeroportuario, por su parte, hace oídos sordos cuando se le pide información sobre las solicitudes de aislamiento acústico de los afectados por el ajetreo aéreo del aeropuerto, y siguiendo su opacidad característica cuando se le plantean cuestiones concretas, responde con vaguedades. Las consultas deben pasar por Aena en Madrid, y solo llegan a medias.

Bartomeu Rosselló, también técnico de la Federación de Vecinos de Palma, reside en Cala Gamba, lo que supone "vivir con una invasión sonora cada 40 segundos" en pleno verano. "Merman tu calidad de vida en un clima mediterráneo", resume para dibujar su día a día y el de tantos que no pueden tener las ventanas abiertas o "mantener una conversación en la calle". Sobra para ilustrar el panorama que en las fiestas en Cala Gamba o el Coll d'en Rabassa "los actores paran su discurso cuando pasa un avión" para continuar tras su paso.

Al especialista se le enerva la sangre cuando recuerda que Aena recauda 60 millones en tasas ambientales que tienen que revertir en el territorio del que hace uso y con el que debe ser responsable, pero "no llegan". "El director del aeropuerto es el que marca la política turística -bonifica a las aerolíneas en época estival- y no el Govern", reprocha Rosselló.

"Instrumento cosmético"

El plan de aislamiento acústico de Aena, aprobado en 2004 y en vigor hasta 2020, "un instrumento cosmético", en opinión de Rosselló, calculó que tenían derecho a aislamiento 1.700 viviendas, explica. La Federación de Vecinos de Palma, por su parte, estimó en 2011 que eran cerca de 6.000, "en 2018 nos han dado la razón".

Asimismo, desde Aena sostienen que el censo de viviendas con derecho al aislamiento son 2.704 -tras ampliarse la huella acústica-, que se han recibido 1.192 solicitudes, de las cuales se han aprobado 1.103. y rechazado 89 (entre ellas la de Bartomeu Rosselló). La empresa semipública no aclara cuántas han sido ya insonorizadas, su distribución por zonas o en qué consiste el aislamiento. "Depende de cada caso", señalan las fuentes, "destaca la instalación de carpinterías de mayor calidad".

"Si el particular ya ha puesto doble acristalamiento, Aena no hace nada", replica el experto. En casos extremos hacen actuaciones" en fachadas y cubiertas. "Viene una empresa de Madrid, no de aquí, y buscan todos los resquicios para invertir lo menos posible".

Más allá de las zonas aledañas al aeropuerto -Sant Jordi, Can Pastilla y el Coll d'en Rabassa,- sorprende que en Orient, en la Serra de Tramuntana, desde hace unos años, "nos despertamos con ruido y vamos a dormir con ruido", denuncian vecinos.

Desde Tramuntanta XXI comentan que en una reunión con expertos se les explicó que por el incremento del tráfico aéreo se abrió una ruta en la Serra. Cumple las normativas, solo queda convivir con la contaminación acústica.

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