El helicóptero y el ultraligero siniestrados, donde fallecieron siete personas el pasado domingo en una colisión en pleno vuelo en Inca, no tenían capacidad en esos momentos de comunicarse entre sí por radio. La radio del Bell 206 Long Ranger, con matrícula D-HOTT, estaba conectada al aeropuerto de Son Bonet mientras que la emisora del ultraligero, con placa EC-GUI, mantenía la conexión con el aeródromo del Binissalem.

Ninguna de las aeronaves implicadas en el trágico accidente aéreo de Inca tenía por tanto capacidad de conocer que un helicóptero o un ultraligero se encontraría en su trayectoria. Los pilotos apenas tuvieron tiempo de entablar un breve contacto visual. Los dos aparatos se dieron de bruces en el aire sin capacidad para iniciar una maniobra evasiva.

Al parecer, un testigo del siniestro indicaba que había observado cómo los dos aparatos habían iniciado una maniobra a la derecha de manera casi simultánea. La colisión se produjo de manera inexorable. De acuerdo con este testimonio la pala principal del rotor del helicóptero habría impactado con la cola del ultraligero y ambas aeronaves estallaron en el aire.

A las doce del mediodía, una concentración y un minuto de silencio tuvo lugar en las pistas de Son Bonet en recuerdo de las siete víctimas mortales del accidente aéreo más trágico ocurrido en Mallorca.

El piloto italiano fallecido, Cedric Leoni, era muy apreciado entre el colectivo. Era sobradamente conocido por su meticulosidad y por el hecho de que extremaba todas las medidas de seguridad. La consternación mostrada por los aviadores era extensiva a la familia alemana que transportaba y, especialmente, hacia los dos niños, de siete y once años, muertos en el siniestro.

Ni siquiera los pilotos más experimentados y con mayor cantidad de horas de vuelo en su haber podían explicarse cómo había ocurrido este siniestro. Otros no podían ocultar su malestar hacia el protocolo que siguen una y otra aeronave antes de despegar.

"Los pilotos de helicóptero comunicamos siempre un plan de vuelo antes de despegar. Estamos en contacto con Son Bonet y, en muchos casos, con Son Sant Joan, resaltó un veterano aviador. Por el contrario, criticaron la, a su juicio, "laxitud" de las indicaciones previas que envía la persona a los mandos de un ultraligero.

Por el contrario, el director del aeródromo de Binissalem, Pablo Ruiz, desde donde despegó la pequeña aeronave con dos víctimas mortales salió al paso ayer de que los pilotos de ultraligeros no mantuvieran comunicación con el resto de aeronaves con las que se puedan topar en su espacio aéreo.

"Se conectan a las emisoras y se va comunicando en todo momento su posición por radio a todas las estaciones con las que se encuentran durante el vuelo. Es un aviso a navegantes", apuntó Ruiz.

El director del aeródromo de Binissalem precisó que sus instalaciones son "un campo de vuelo no controlado". No obstante resaltó que "eso no significa que esté fuera de control".

En este sentido, Ruiz resaltó "la gran experiencia" de Juan José Vidal a los mandos del ultraligero de su propiedad que colisionó con el helicóptero. "Solía hacer viajes a la península y nunca había tenido problemas", subrayó.

"Un vuelo rectilíneo"

A tenor de algunas imágenes captadas por testigos del trágico accidente aéreo en Inca, el responsable del aeródromo de Binissalem desde donde despegó el ultraligero apuntó a que las dos aeronaves "hacían un vuelo rectilíneo" antes del violento impacto.

El accidente aéreo mortal al chocar el helicóptero y el ultraligero mientras sobrevolaban Inca ha sorprendido incluso a los aviadores más veteranos, que expresaron su sorpresa ante un hecho tan insólito. "No ha ocurrido nunca", resaltó un experimentado piloto. De hecho es la primera vez que ocurre un siniestro igual en la historia de la aviación civil en España, al colisionar dos aeronaves en pleno vuelo.