Eran las 13.30 pasadas y los vecinos y veraneantes de la zona rural de Can Caponet, es Pou d'en Tarí y del camino Vell de Costitx, en el municipio de Inca, estaban comiendo o preparando la comida dominical. De pronto escucharon un estruendo inexplicable "como si se derrumbara un edificio", decía alguno. Otros vieron algo que les dejó perplejos: una colisión entre dos aeronaves en pleno cielo, sobre sus casas. "Estaba en la piscina sobre una colchoneta cuando de pronto he visto la colisión sobre mí, no podía creerlo, era algo que sólo pensaba que podía haber visto en el cine", afirmaba una de las testigos.

Toni Carbonell, propietario de s'Hort de Can Blai, estaba fuera de su vivienda en ese momento. "Los dos aparatos se superpusieron, o esa fue mi impresión. El helicóptero tocó con sus aspas el ala de la avioneta y se deshicieron como si fueran de papel", explica. Carbonell agrega que "salieron despedidos la avioneta hacia una finca distante unos cien metros de mi casa y el helicóptero algo más lejos, en las inmediaciones de la finca de Can Jaume, creo que en la finca de Ca la Veritat".

Otros testigos aseguran que las dos aeronaves se han desecho en el aire. Lo verifican la gran cantidad de restos que han quedado esparcidos en varios centenares de metros a la redonda. En la propia finca de Can Blai se podían ver las aspas del helicóptero y a pocos metros otros fragmentos irreconocibles. Algo más cercano a la avioneta, en la confluencia del camino Vell de Costitx y el del Pou d'en Tarí se veían ante la puerta de una casa un fragmento de alerón que Marina Romero, una de las testigos, mostraba a Diario de Mallorca.

Un ruido enorme

Marina no vio directamente la colisión, estaba comiendo con su suegra Catalina Payeras y juntas escucharon un gran estruendo. "Parecía que un edificio se hubiera caído, o esa fue mi percepción", dice Marina. Catalina Payeras indica: "A mí me pareció un trueno, un cañonazo, pero inmediatamente le dije a Marina que eso no era un ruido normal, que seguro que había pasado algo grave. Salimos fuera y vimos humo como a unos cien metros de nuestra finca. Fuimos y nos encontramos con el panorama".

Los vecinos refieren que en la zona siempre hay mucho tráfico aéreo. Yolanda Romero afirma que "las avionetas siempre vuelan muy bajas por aquí. Vienen del aeródromo de Binissalem. La vecina se lamentó y aseguró que "muchas veces hemos comentado con gente de la zona que cualquier día ocurriría algo de esto porque las avionetas pasan a pocos metros sobre nuestras casas".

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Desde la piscina

Maria López es otra de las testigos presenciales. Se encontraba en su piscina cuando ocurrió todo. Su versión del relato difiere algo de la de Toni Carbonell, pues sostiene que "se acercaron mucho y el helicóptero tocó con sus aspas el ala de la avioneta. Ésta pareció de papel y comenzó a perder piezas y deshacerse para caer algo alejada". Por lo que se refiere al helicóptero, Maria manifiesta que "se le desprendieron las aspas que cayeron cerca de la finca de Can Blai y el aparato empezó a dar vueltas sin control sobre sí mismo para caer en la finca de Ca la Veritat, al otro lado del camino de donde está la mía".

Yolanda Romero y su marido fueron de los primeros vecinos en acudir. "Las puertas estaban cerradas, saltamos la verja y con otros vecinos fuimos a intentar apagar las llamas. Desde la casa vecina intentaban hacerlo con una manguera de jardín. Pero al acercarnos el helicóptero explotó. Hicimos una cadena humana y lo apagamos con cubos". Maria agrega: "En ese momento se pudieron ver al menos tres cadáveres, uno de ellos de un niño".

La vivienda donde cayó el helicóptero es de alquiler vacacional y justo hacía unas horas que había sido desalojada por los inquilinos. La propietaria explica que esperaban a otros para el próximo viernes. "Seguramente no podremos alquilarla por ahora ya que hay graves desperfectos debido al impacto de los fragmentos en el tejado y en la finca". Igual se encuentra otra vivienda vecina.

Algunos vecinos fueron atendidos en el Hospital debido al humo

La solidaridad de algunos vecinos próximos al lugar del accidente les costó que tuvieran que ser atendidos en el Hospital Comarcal. Varios de ellos, entre los que se encontraban Yolanda Romero y su esposo, no se lo pensaron dos veces para saltar la verja de l'Hort de Ca la Veritat e intentar llegar al accidente para auxiliar a posibles heridos.

Buscaron mangueras y cubos y formaron una cadena para sofocar las llamas, pero entre tanto el aparato estalló. Los anónimos valientes no se detuvieron y entre el humo lanzaban cubos de agua para apagar el incendio.

Posteriormente tuvieron que someterse a una cura con máscara de oxígeno en el centro hospitalario pues acusaban la prolongada inhalación de humo. Yolanda Serrano lamenta que "a pesar de correr no se pudiera hacer nada por ninguno de los ocupantes. Hemos visto a un niño fallecido, a un adulto, que debía ser su padre y cuerpos despedazados. Nunca podré olvidar la imagen, muy dasagradable, y la pena que he sentido".