El fiscal Miguel Ángel Subirán ha denunciado ante la Policía y el juzgado de guardia una posible encerrona que podría estar gestándose en el marco del caso Cursach, que investiga una trama corrupta en esferas políticas, policiales y funcionariales.

Según explica en su escrito presentado el pasado viernes en comisaría, el juez Manuel Penalva, apartado como él de la causa tras la actuación de la defensa del empresario, recibió al mediodía en su teléfono varios mensajes de un testigo protegido. Le pedía al magistrado que avisara al fiscal para que extremara las precauciones porque "le quieren preparar una encerrona de pararlo la Policía Local cuando vaya con el coche para dejarlo mal parado y publicarlo en prensa", "que ande con ojo que son capaces de meterle droga o algo". Este mismo testigo, apunta que no se lo creyó cuando se lo dijeron, pero que, visto lo ocurrido hasta el momento, considera que "son capaces de todo". "No me creíais y todo fue saliendo", les recuerda a ambos sobre sus anteriores advertencias.

En su denuncia, Subirán relata varios episodios vividos a lo largo de los últimos tiempos. Se trató de prender fuego a su vehículo y, por error, se quemó otro idéntico estacionado junto al domicilio del juez Penalva. También ha sufrido varias entradas en su domicilio, la última en julio de 2018. Al inicio del caso, la primera instructora y él mismo vivieron una "situación de acoso" a la salida del juzgado durante una madrugada en la que había varios policías locales detenidos por el caso Cursach. Desde la Jefatura de Policía, se les dijo entonces que si tenían algún problema llamaran al 091.

Según explica Subirán en su denuncia, "los episodios de violencia e intimidación y de vulneración de su intimidad han sido constantes, sin que la Policía Nacional hiciese algo para evitarlo". La misma situación han vivido testigos de la causa, especialmente los protegidos. En este sentido, recuerda que el juez Penalva tuvo que pedir al anterior responsable de la Policía hasta en tres ocasiones y por escrito protección para el testigo 29 por agresiones sufridas en la calle, en el garaje de su casa y en el domicilio, asuntos que dieron lugar a juicios con sentencias condenatorias firmes.

Ante esta situación, Subirán ha enviado los últimos mensajes recibidos a los máximos responsables de la Fiscalía balear por si procede alguna actuación y ha solicitado al actual jefe de la Policía Nacional protección para él y Penalva, de acuerdo a lo dispuesto en la Ley Orgánica del Poder Judicial y el Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal. También solicita que se dé traslado del escrito a la Fiscalía General del Estado, a la Inspección Fiscal y al Consejo General del Poder Judicial. Subirán admite que se encuentra en una "situación de pánico absoluto y totalmente desprotegido". Además de los últimos mensajes, en su estado de ánimo ha hecho mella el no saber nada de las pesquisas realizadas por el juez Miguel Florit y el fiscal Juan Carrau tras haberse desplazado hace año y medio al centro penitenciario de Palma para tomar declaración a un interno que dijo haber escuchado una conversación entre Bartolomé Cursach, cuando estuvo encarcelado, y dos presos sudamericanos sobre un trato económico para "quitarlos del medio", en alusión a él y a Penalva.