Las esperas que los alumnos de las autoescuelas de Mallorca sufren para poder superar el examen práctico de conducción alcanzaron su punto álgido en enero de este año, hasta el punto de que el sector denunció que había cerca de 4.000 aspirantes afectados en ese momento a causa de unas demoras que alcanzaban entonces los tres meses y medio, y se anunció la convocatoria de una movilización de protesta. Además, a principios de diciembre del año anterior ya se había vaticinado lo que iba a suceder a la vista de que las demoras no dejaban de aumentar.

Al iniciarse 2019, la paciencia de las autoescuelas estaba prácticamente agotada. La presidenta de su asociación balear, Joana Ribas, hizo pública entonces la amenaza de una convocatoria de paro durante una mañana, con una concentración de sus coches en los accesos a Palma, lo que parecía augurar un atasco sin precedentes en el tráfico de la ciudad. En aquel momento, Ribas advirtió de que "un retraso de un mes sería grave, pero lo que tenemos ahora es una catástrofe".

Una semana después de plantear esa amenaza, una reunión mantenida entre representantes de la citada asociación de autoescuelas y la jefa de Tráfico en las islas, Francisca Ramis, (el sector siempre habla bien de ella) permitió apaciguar los ánimos, al anunciar esta última el refuerzo de la plantilla de examinadores con personal llegado de la península y la autorización de horas extras.

Tras adoptarse estas medidas, a finales de febrero la espera se había logrado ya reducir hasta los dos meses y medio, para situarse en un mes y medio en mayo y reducirse a un mes en junio. Pero a partir de esa fecha, coincidiendo con la afluencia de estudiantes, los tiempos volvieron a elevarse hasta situarse en estos momentos en los dos meses.