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Análisis

Dentro de la cueva estaban mejor

Dentro de la cueva estaban mejor

Óscar Camps y los voluntarios del Open Arms están consiguiendo sin proponérselo un magnífico retrato de la derecha política y tertuliana de este país, que ha despachado la dramática situación del centenar de náufragos que siguen a bordo del barco con la mezcla de bilis, xenofobia y demagogia tan típica de la carcundia patria. Adiós a las vacaciones de agosto, con lo fresquitos que debían estar en la cueva.

El multimillonario Marcos de Quinto, diputado nacional de Ciudadanos y buen ejemplo de cómo la derecha española ha tocado fondo, marcó la línea argumental al bautizar a los inmigrantes varados desde hace dieciocho días frente a Italia como "pasajeros bien alimentados". De Quinto desbarró, pero nadie se lo afeará en un partido dominado por exaltados. Por supuesto tampoco lo hará el amortizado Joan Mesquida, muy ocupado en salvar a España de todos los nacionalismos menos del suyo.

Tampoco Pedro Sánchez va a salir bien parado de esta crisis humanitaria. Primero ofreció el puerto de Algeciras y después el de Palma porque algún asesor le sugirió que convenía hacer un gesto de cara a unas probables elecciones en noviembre. El presidente en funciones ha ignorado la situación de los refugiados durante quince días, pero ningún otro partido rivaliza con el actual PSOE en postureo y cálculo electoral.

Resulta también lamentable que haya tantos miles de votantes dispuestos a apoyar a xenófobos, sectarios e intransigentes, aquí y en Italia. Los rebuznos de Salvini son comparables a los de De Quinto. Y a otros que salen de las vísceras del PP y de Vox. Están cocinando un caldo de cultivo muy peligroso.

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