En España 89 menores han hecho testamento vital o voluntades anticipadas, el documento que recoge las instrucciones sobre cómo se quiere ser tratado al final de la vida o cuando no se esté en condiciones de decidirlo, 8 de ellos en Balears.

Aunque no existe un perfil concreto del menor que decide hacer este documento, los datos indican que se trata de "un menor emancipado con un grado de madurez superior al de una persona de esa edad que lo lleva a plantearse cuestiones vitales" como qué ocurrirá en caso de padecer una enfermedad grave, explica la vicedecana del Colegio Notarial de Andalucía y notaria de Granada, María Teresa Barea.

Solo seis de cada mil personas, es decir 296.571, han hecho testamento vital en España -según los últimos datos del Ministerio de Sanidad-, de los que 89 son niños, pese a que solo Andalucía permite, expresamente, la inscripción de menores emancipados o con 16 años cumplidos en este tipo de registros.

Pueden ser menores que han visto situaciones de sufrimiento en su entorno y se han planteado que a ellos también les puede ocurrir, añade Barea, quien no obstante explica que los notarios no entran en preguntas ni en cuestiones subjetivas cuando hablan con estos menores. "Nuestra obligación es cerciorarnos de que tienen clara su voluntad" para hacer el testamento vital y que tienen "capacidad para defender lo que están haciendo", agrega.

Objetivo del documento

Barea explica que el objetivo del documento de instrucciones previas o documento de voluntades anticipadas, conocido como "testamento vital", es anticipar las instrucciones sobre el tipo de tratamiento médico que se desea o no recibir en el caso de padecer una enfermedad o accidente que incapacite a la persona para expresarse.

Lo más habitual, prosigue, es que en ese documento las personas se opongan a que se les apliquen determinadas técnicas terapéuticas o médicas que supongan encarnizamiento terapéutico o un alargamiento artificial de la vida. Suele reflejar, además, indicaciones sobre donación de órganos o incluso el tipo de enterramiento o de incineración que quiere recibir.

Y, en algunos casos, el testamento vital precisa quién será la persona que, ante la incapacidad de expresarse o de tomar decisiones, se comunicará con el equipo médico y dará los consentimientos necesarios.

La vicedecana del Colegio Notarial de Andalucía achaca el bajo número de testamentos vitales que se hacen en España al desconocimiento que existe sobre este instrumento.

En España, la mayor parte de quienes dejan constancia de sus últimas voluntades son mujeres, que suponen el 60 % (177.448) frente al 40 % de los hombres (106.424), mientras que de los 12.699 restantes no consta el género. Y es más habitual entre las personas mayores. Algo más de la mitad de quienes han hecho testamento vital son mayores de 65 años y solo un 2 % (5.640) tienen entre 18 y 30 años. Del total de testamentos vitales firmados, el 30 % (88.688 personas) corresponde a personas de entre 51 y 65 años, y el 15,4 % (45.759) a grupo de entre 31 y 50 años.

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