Antoni Vallespir (Alcúdia, 1948), más conocido como pare Toni por varias generaciones de blauets de Lluc, monasterio del que fue prior entre 2012 y 2015, superior de los Sagrats Cors y rostro visible de las protestas contra la construcción de Son Espases por la destrucción del entorno del Monasterio de la Real, falleció ayer lunes en el Hospital de Son Espases a la edad de 71 años a causa del cáncer que sufría desde hace años y por el que se encontraba hospitalizado desde marzo.

Vallespir, misionero en los ochenta, llegó a ser en 2005 administrador general de la congregación de los Sagrats Corts, más conocidos popularmente como Coritos, fue preceptor en el monasterio de Lluc y formador de varias generaciones de Blauets, que le conocían afectuosamente como pare Toni. Después de años vinculado al monasterio, en 2012 llegó a convertirse en prior en sustitución del padre Jaume Reynés.

A las pocas semanas de ponerse al frente de Lluc, varios edificios del monasterio sufrieron graves desperfectos como consecuencia de un cap de fibló. Vallespir encabezó la campaña 'Una teja por Lluc' para recaudar ayuda para la rehabilitación, logrando cerca de 180.000 euros. Desde su posición criticó la nula ayuda de la Administración a las obras.

Denunciado por exblauets

Vallespir nunca se mordió la lengua. Previamente, en su etapa como prior de la Real, se llegó a convertir en uno de los rostros más visibles del movimiento vecinal 'Salvem la Real' contra la construcción del hospital de Son Espases por la destrucción del entorno del monasterio al frente del que estuvo hasta el año 2007.

Su activismo político se tradujo también en críticas al Govern de José Ramón Bauzá por sus políticas lingüísticas e incluso cuestionó la decisión del Obispado de denunciar a las feministas que interrumpieron una misa en la iglesia de Sant Miquel en Palma.

La sombra de la pederastia marcó el final de la trayectoria de Vallespir en la Iglesia. En 2015, el Tribunal Eclesiástico de Mallorca decidió suspenderle del sacerdocio tras considerar probada la denuncia por abusos a un exblauet entre los años 1993 y 1998, tanto en Lluc como en la Real. Unos hechos que sacudieron a la Iglesia mallorquina y especialmente a la congregación de los Coritos, pero que acabaron siendo archivados en la justicia ordinaria por haber prescrito. No obstante, todavía tenía pendientes en los juzgados otros procedimientos por presunta corrupción de menores.

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