Los musulmanes que residen en Mallorca iniciaron ayer la celebración de la Fiesta del Cordero, que cada año coincide con el final del peregrinaje que se realiza a La Meca, donde se reúnen más de tres millones de personas. Esta celebración, la más importante del año para los musulmanes, incluso por encima del final del Ramadán, tuvo lugar en el campo de fútbol descubierto de las instalaciones de Son Moix.

Asistieron residentes en Palma y también se desplazaron musulmanes que viven en otras localidades de la isla. En total se citaron cuatro mil personas, según indicó Francisco Javier Giménez, presidente de la Liga Musulmana de Balears. Los asistentes se concentraron desde las ocho de la mañana para asistir juntos al rezo obligatorio. Giménez destacó que este año le había llamado la atención la masiva presencia de personas de distintas nacionalidades, que quisieron celebrar todos juntos esta celebración que tanta importancia tiene para los seguidores de esta religión.

La Fiesta del Cordero conmemora un pasaje del corán, que se describe también con la Biblia. Se trata del día en el que el profeta ordenó a Abraham que sacrificara a su propio hijo, aunque finalmente permitió que lo sustituyera por un cordero.

La religión musulmana no obliga a sacrificar este animal, pero sí es necesario que todos los fieles se reúnan juntos para participar en el rezo. Esta oración se inicia justo después de la salida del sol, que ayer fue alrededor de las ocho y cuarto de la mañana. En esta ocasión, el rezo lo dirigió el imán de la mezquita de la calle Regalo, en la barriada de Son Gotleu, un religioso que desarrolló sus estudios en la universidad de Egipto.

Antes de este acto, una persona de nacionalidad paquistaní pidió que todos juntos rezaran en recuerdo de los musulmanes de Cachemira, por los problemas con el gobierno de la India, que les impide rezar para celebrar esta fiesta tan importante para ellos.

Una vez concluido el rezo, cada musulmán se reunió con su familia para realizar el tradicional sacrificio del cordero. El animal se reparte entre los parientes y las personas más necesitadas que no tienen medios para comprar un cordero. Se considera un ejemplo de la entrega que los musulmanes realizan ante el profeta.