A mediados del pasado julio, el Tribunal Constitucional (TC) dictaminó que los menores transexuales ya se podían cambiar el sexo en los registros públicos y, por tanto, en el DNI. Desde octubre de 2018 solo podían modificar su nombre, pero el tribunal consideró que no poder rectificar el sexo era inconstitucional. Aun así, el presidente de la asociación transexual balear Transitam, Álex Lucas, afirma que "hay mucha letra pequeña, el posicionamiento del TC no sirve absolutamente de nada".

Lucas explica que realmente solo lo pueden hacer los menores considerados maduros, es decir, "es a partir de las 9 años y lo determina un juez o un psicólogo, un proceso que puede durar dos años". A partir de esta determinación se tiene que pasar por un forense para examinar su cuerpo, y tiene que estar dos años más tratándose con hormonas para hacer la petición del cambio de sexo en el DNI.

"¿En realidad los menores son respetados y escuchados? No, esta ley no mira por ellos ya que les hace pasar por un proceso muy largo que realmente hasta casi los 18 años no podrán realizar", lamenta el presidente de Transitam.

Cristian, una historia singular

Este es el caso de Cristian Salom, un niño de 15 años que hace apenas dos meses empezó con el tratamiento de hormonas, "aunque desde mayo del año pasado estoy con los bloqueadores, que paran la producción de hormonas femeninas". Él sí que se ha podido cambiar el nombre en el DNI, pero para el sexo "aún me queda mucho".

Desde los seis años tuvo claro que su cuerpo no concordaba con sus sensaciones internas, él se sentía un niño. "Me decía a mí mismo que o bien era un bicho raro o realmente me pasaba algo de lo que no me daba cuenta", afirma. Aun así, hasta hace apenas tres años no contó a nadie su situación "por miedo de perder a mi familia".

Además, asegura que pasó por diversas fases en estos años. "Hubo una época que vomitaba cuando me veía el espejo. También estuve durante un tiempo forzándome a ser más afeminado para encajar en la sociedad, pero ya no podía más. Incluso pensé en el suicidio bastantes veces, fue una situación insoportable". A los 12 años se lo contó a su madre a través de una carta, ya que "cara a cara me daba vergüenza, pensaba que si se lo decía podía perderla". El escrito rezaba así: "Hola mamá, perdona pero no soy una niña, soy un niño, ponme el nombre que quieras".

"Dejó la carta en la cocina y se fue corriendo a su cuarto", recuerda la progenitora, Xisca Tous. De primeras, afirma que se mostró sorprendida, y es que "yo no sabía lo que era la transexualidad ni que se podían hacer este tipo de cirugías". Sus sensaciones al principio fueron de "desconcierto". "Estuve un tiempo para asimilarlo, aunque si era lo que mi hijo quería se le tenía que apoyar", relata.

Además, la madre apunta que "siempre había notado cosas". Según apunta, de pequeño Cristian no solía jugar ni vestir como lo que por costumbre hacían todas las niñas. "Sobre todo cuando íbamos a comprar ropa o juguetes teníamos muchas discusiones y me decía que no gastase dinero en eso, que no teníamos mucho, pero ya con la carta lo relacioné todo", explica la madre.

La vía de Internet

Cristian explica que Internet fue la vía para saber qué hacer en casos como el suyo. "Vi un vídeo en Youtube y me hizo coger valor para decirlo, antes no sabía que se podían hacer los cambios de sexo, pero tenía la esperanza y el deseo de que algo había", recuerda. No obstante, el menor destaca que tanto los amigos como la familia le apoyaron en todo momento. Aun así, explica que ha sufrido alguas situaciones de transfobia. "Hubo un tiempo en el que por el pueblo cierta gente me llamaba travesti de forma despectiva, aunque mis amigos terminaron hablando con ellos y nunca más ha habido ningún conflicto por este tema".

La primera parte de su proceso de transición fue contactar con la asociación de menores transexuales Chrysallis Baleares, la delegación insular de la asociación estatal. Ahora, Chrysallis se ha unido a otras dos entidades, ABAT y Colectivo Transbalear, para formar Transitam. Álex Lucas, padre de una menor transexual, fue presidente de Chrysallis y actual dirigente de Transitam, y expone que estas asociaciones tienen un papel fundamental con el asesoramiento para las familias, "ya que muchas vienen sin saber nada sobre la transexualidad, somos los que les marcamos el camino a seguir".

"Lamentablemente vemos mucha transfobia, pero por el desconocimiento de la gente y por las tradiciones de muchos padres, ya que en sus tiempos no se daban estas situaciones", explica Lucas. Además, afirma que ha habido casos en que su actuación en el último momento ha evitado suicidios de menores: "Son situaciones difíciles para nosotros, aunque menos mal que todavía no hemos tenido ningún caso de este tipo".

"En cuanto a nivel de aceptación y predisposición Balears está entre las mejores comunidades de España. En cuatro años se ha avanzado mucho más que otras comunidades en siete años", puntualiza Lucas. Aun así, lamenta que hay un aspecto en el que el Balears puede mejorar con la transexualidad. "Con el nuevo protocolo se ha avanzado, pero falta formación y sensibilización del personal sanitario, sobre todo en la atención primaria", afirma.

El futuro de Cristian

"Cuando tenga los 18 años me quitaré los pechos, es una cirugía prioritaria para mí", señala Cristian. Aun así, con respecto a los genitales es una operación que por ahora no se plantea: "En unos años ya veremos si pienso en hacérmelo, pero de momento estoy bien así", apunta.

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