Los nombres de 34 vecinos de Balears muertos en los campos de concentración nazis figuran desde ayer en el Boletín Oficial del Estado (BOE). De este modo se les reconoce como víctimas, al tiempo que sus familiares podrán registrarlos como fallecidos. La lista, en todo caso, está incompleta, por lo que el Govern balear tratará de aportar una relación lo más exacta posible en el plazo de alegaciones que se abre durante un mes.

Los nombres figuraban desde hace años en el Registro Civil Central, pero el Gobierno les ha dado publicidad en el BOE en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica para la reparación de las víctimas del nazismo. La lista incluye los nombres de 4.427 españoles muertos en los campos de concentración, así como sus lugares de origen, fecha de defunción y campo en el que perecieron a consecuencia de la violencia nazi y los rigores de la vida en aquellos recintos.

Algunas estimaciones indican que se han quedado fuera de la relación alrededor de 700 víctimas en todo el Estado, también en Balears. "La lista se irá ampliando porque faltan personas, aunque no me atrevo a decir un número. Lo tenemos en cuenta y utilizaremos el periodo de alegaciones para que la relación sea lo más completa posible. En todo caso, valoramos la iniciativa de manera positiva", subrayó Jesús Jurado, secretario autonómico de Memoria Democrática y Buen Gobierno.

"Adelantaremos la convocatoria de la Comisión Técnica de Personas Desaparecidas para recabar más información con la ayuda de expertos de la sociedad civil, ayuntamientos y entidades", añadió Jurado.

La mayoría de los isleños murieron en el campo austriaco de Gusen, un recinto adjunto al de Mauthausen, entre 1941 y 1942. Eran en su mayoría exiliados, personas que huían de la represión en la España de un Franco recientemente victorioso o combatientes republicanos que después de perder la Guerra Civil decidieron mantener un pulso contra Adolf Hitler.

No eran campos de exterminio como el de Auschwitz, sino de concentración, destino de la mayoría de los represaliados republicanos. Allí realizaban trabajos forzosos en condiciones penosas y habitualmente morían por enfermedad o agotamiento.

La presidenta de Memòria de Mallorca, Maria Antònia Oliver, valoró de manera positiva la publicación de la lista en el BOE, pero opuso algún reparo. "Está muy bien que se reconozcan a las víctimas de los fascismo de fuera de España, pero también deberían reconocer a los asesinados por el fascismo español", valoró Oliver.

"Hay que recordar además que Alemania ya ha reparado a sus víctimas y también a las de otros países por el nazismo, pero el Gobierno español todavía no lo ha hecho. No se nos tiene que escapar que muchos baleares llegaron a aquellos campos de concentración precisamente porque estaban huyendo del fascismo español", añadió.

La historiadora mallorquina Elena Rodríguez ha investigado, sobre el terreno, la vida y circunstancias de algunos de aquellos prisioneros. Como el caso de Jaume Rebassa, político durante la II República en el Ayuntamiento de Palma que fue detenido y encarcelado en la Italia de Mussolini entre 1939 y 1943. Cuando los alemanes invadieron Italia, Rebassa fue deportado primero al campo de Flossenbuerg y unas semanas después al de Buchenwald. En la Navidad de 1943 falleció en el campo exterior de Dora. El palmesano es, de hecho, una de las ausencias de la lista.