"Es como si estuviera lloviendo y el Govern mirara para otro lado". Así define Margalida Ramis cómo ven el GOB y otros ciudadanos "inquietos" los impactos y planes del aeropuerto y la actitud del Ejecutivo de Francina Armengol. La portavoz ecologista empieza a enumerar las preocupaciones que les rondan. Ruido, cambios en las rutas del espacio aéreo, la espera de los aviones en el aire ante la saturación del tráfico y sus efectos en la contaminación atmosférica... "Aena está en fase de maximizar sus beneficios". "Habría que parar la actividad comercial", reclama. "El aeropuerto es "un paraíso sin normas. Para cualquier plan urbanístico en la isla Aena debe emitir un informe vinculante; ellos nos fiscalizan a nosotros", cuando "deberíamos tener claridad de los planes de Aena sobre nuestro aeropuerto".
Mientras tanto el Govern, a través de la conselleria de Movilidad y Vivienda, defiende que está al día de las actuaciones y se rechaza que haya oscurantismo. Asegura que siguen los planes que marca el DORA. Al director general de Transporte Marítimo y Aéreo, Xavier Ramis, se le "informa puntualmente" y niega que haya ampliaciones. Ramis declina opinar en público porque "ya hay espacios donde se habla".
El Govern solicitará para septiembre una reunión de la Comisión de Coordinación Aeroportuaria de Balears (son dos, una para Palma y otra para Eivissa, creadas hace un año). La de Palma se constituyó el 13 de mayo, la preside el director del aeropuerto. Entre los temas que prevé tratar figuran las obras y analizar el desarrollo del plan inmobiliario y se pedirá convocar el Comité de Rutas de Palma, que se reúne dos veces al año.
Por su parte, Ramon Ferré, ingeniero aeronáutico, del Cercle Mallorquí de Negocis, lamenta la inoperancia de esos órganos que marcan las políticas aéreas sin tener criterio al respecto por parte del conseller Marc Pons, de manera que se acaba haciendo lo que dicta el director del aeropuerto. El Ejecutivo de Armengol "agacha la cabeza y no dice nada" sobre ese "centro comercial grande".
Ante este panorama, el GOB ha solicitado reunirse con la Comisión Balear de Medio Ambiente. Su presidente, Antoni Alorda, reconoce que lo referente al aeropuerto es un tema "muy sensible" y se está pendiente por si hubiera modificaciones relevantes.
En el aeropuerto de Barcelona, Aena no daba información, "como en Palma", pero gracias a los activistas y las asociaciones de vecinos ahora se hacen reuniones semestrales y se sigue con lupa todo lo concerniente a El Prat, explica la investigadora Sara Mingorría, del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona. Mingorría, junto a la red Stay Grounded ha coordinado un estudio sobre conflictos en aeropuertos, en el que destacan la creación de aerotrópolis, rodeadas de centros comerciales y hoteles.
Mingorría critica que Aena compartimente los proyectos, artimaña para que haya que hacer varios informes de impacto ambiental, pues "uno solo sería más fácil pararlo". Aboga porque se unifique la lucha contra los afectados por los aeropuertos.
En Balears, la cogestión aeroportuaria, punto 64 de los Acords de governabilitat del Pacto solo suena a reclamo electoral.
