En junio Peter Fankhauser, consejero delegado de Thomas Cook, visitaba la isla, en principio para presentar los planes de crecimiento de la compañía y remodelaciones. Pero sabía que la expectación era grande para que diera explicaciones sobre la crisis de su grupo, con unas pérdidas de alrededor de 1.880 millones.

Fankhauser trató de tranquilizar, dijo tener el apoyo de los bancos y aprovechó para pedir descuentos a los hoteleros , advirtiendo que ahora Turquía, Egipto, Túnez o Grecia son destinos más baratos. A mediados de este mes, Thomas Cook anunció que el grupo chino Fosun acudía a su rescate, con una inyección de capital de 840 millones de euros. Se supone que cuenta así con un colchón para operar en invierno, seguir creciendo en su cartera de hoteles con marca propia y afrontar remodelaciones. La venta de sus aerolíneas de momento se frena. Los hoteleros mallorquines siguen a la expectativa sobre su futuro.

Por su parte, TUI cerró 2018 con beneficios similares a los de 2017, con un resultado de explotación de 1.170 millones de euros; en el cuarto trimestre sus pérdidas superaron los 83 millones de euros.

La compañía liderada por Fritz Joussen, ante la pérdida de hegemonía de los TTOO, también se ha diversificado. Igualmente funciona como un grupo de integración vertical que además de la turoperación incluye hoteles y su línea de cruceros, TUI Cruises.

Los dos gigantes, que entre pérdidas y caídas en bolsa, van sobreviviendo, mejor TUI, ahora afrontan otro verano, como el pasado, con ola de calor en Europa. Las altas temperaturas desactivan las reservas de última hora para los viajes de alemanes, británicos y nórdicos. Y a ello se suma que las reservas anticipadas "prácticamente han desaparecido", lamenta el hotelero Antoni Horrach.