El próximo martes se cumplirán diez años del atentado de Mallorca con el que ETA mató a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá, las dos últimas personas asesinadas por la banda terrorista en España. El 30 de julio de 2009 la explosión de una bomba lapa adosada a los bajos de su vehículo mató a los dos agentes en las inmediaciones del cuartel de la Guardia Civil en Palmanova (Calvià).

Ese día, además, los artificieros llevaron a cabo una explosión controlada de un segundo artefacto en un vehículo estacionado junto a otro cuartel de la Guardia Civil en la misma localidad. Casi ocho meses después, en marzo de 2010, ETA cometió su último atentado mortal, pero en Francia, donde asesinó al gendarme Jean-Serge Nérin en el transcurso de un tiroteo.

En esa última etapa de actividad de ETA, la comprendida entre la ruptura de la tregua con el atentado de 2006 en la T-4 del aeropuerto de Barajas de Madrid y sus última víctima de 2010, la banda asesinó a 12 personas, nueve de ellas en España y tres en Francia.

El 30 de diciembre de 2006 ETA hizo estallar un coche bomba cargado con más de 200 kilos de explosivos en un aparcamiento de la Terminal 4 del aeropuerto madrileño de Barajas, que causó la muerte de dos ciudadanos ecuatorianos, Carlos Alonso Palate y Diego Armando Estacio, heridas a otras diecinueve personas y enormes daños materiales.

El atentado supuso la ruptura de hecho, y sin previo aviso, del alto el fuego permanente de la banda, aunque hasta el 6 de junio siguiente la organización no lo dio por finalizado. El 1 de diciembre de 2007 tres etarras asesinaron a la salida de un centro comercial de Capbreton, en el departamento francés de las Landas, al agente de la guardia civil Raúl Centeno y dejaron en estado crítico a su compañero Fernando Trapero, quien murió el 5 de diciembre en un hospital de Bayona (Francia).

Los guardias civiles, que hacían labores de investigación antiterrorista e iban desarmados, coincidieron con los terroristas en la cafetería del centro. Cuando los agentes se disponían a montarse en su vehículo para abandonar el lugar, los etarras dispararon contra ellos y luego se dieron a la fuga.

Isaías Carrasco

El 7 de marzo de 2008, dos días antes de las elecciones generales, el exconcejal socialista en Arrasate-Mondragón Isaías Carrasco fue asesinado a tiros en esta localidad guipuzcoana por un pistolero de ETA. Apenas dos meses después, el 14 de mayo, el agente de la Guardia Civil Juan Manuel Piñuel Villalón fue asesinado y otros cuatro miembros del instituto armado resultaron heridos -uno grave y tres leves- por la explosión de un coche bomba junto a la casa cuartel de la Guardia Civil en Legutiano (Álava).

El 22 de septiembre, también en 2008, murió el brigada del Ejército Luis Conde de la Cruz por la explosión de un coche bomba en la localidad cántabra de Santoña. Ya el 3 de diciembre de 2008 fue asesinado a tiros en Azpeitia (Guipúzcoa) al empresario Ignacio Uría.

Las últimas víctimas del terrorismo etarra en España se produjeron en 2009; el 19 de junio de ese año la explosión de una bomba-lapa colocada en su automóvil acabó con la vida del policía nacional Eduardo Puelles en Arrigorriaga (Vizcaya) y poco más de un mes después, el asesinato de Sáenz de Tejada y Salvá. En marzo de 2010 el policía francés Jean-Serge Nerin fue asesinado en Villiers en Bière, una localidad próxima a París.