Fue agresivo desde la luna de miel. Un hombre fue juzgado hace varios días en Palma por maltratar a su esposa durante 40 años en la ciudad. Según la fiscalía, desde que la pareja inició la relación en 1975 y hasta que rompió, en 2016, el acusado sometió a su mujer a todo tipo de humillaciones y desprecios, así como también la golpeaba, empujaba o zarandeaba cuando ella se oponía a alguna de sus decisiones.

El acusado negó de forma tajante todos los cargos. Según su versión, su exmujer ha mentido por un móvil económico, para quedarse con su dinero. El abogado defensor argumentó que la denuncia de la víctima respondía a un móvil económico, ya que fue interpuesta cuando él dejó de pagar la pensión compensatoria. En el turno de la última palabra, el sospechoso insistió: "Mi esposa ha mentido; es una maniobra para sacarme todo".

En cambio, la fiscalía mantuvo su petición inicial de condena de cuatro años de prisión por un delito de malos tratos habituales, otro de malos tratos y por coacciones. Tanto la perjudicada como uno de sus hijos confirmaron ante el juez los episodios de violencia de género que ella sufrió. Una hermana de la víctima también detalló que había presenciado discusiones, zarandeos y otras agresiones como en una ocasión cuando él se puso encima de ella en su dormitorio y la cogió del cuello.

El ministerio público sostuvo que los malos tratos empezaron desde el principio de la relación, en 1975, desde la luna de miel. La fiscalía reconoció que algunos de estos hechos, los más antiguos, están ya prescritos. Según su tesis, el ambiente familiar era malo, hasta el punto de que la perjudicada prefería morir a tener que volver con su marido. Algunos de los violentos episodios se producían en presencia de sus hijos menores. Cuando ella, al fin, tomó la decisión de separarse y marcharse a otro domicilio, él no lo aceptó y la sometió desde entonces a continuas presiones, prosiguiendo su actitud de control económico y emocional sobre ella, según la acusación.

Cuatro años de prisión

La fiscalía, además de los cuatro años de cárcel, solicitó que se prohíba al encausado aproximarse y comunicarse con su exmujer durante 16 años y que se le prive del derecho a portar y tener armas durante 10 años.

Mientras, la defensa reclamó la libre absolución del hombre al argumentar que no hay pruebas sólidas contra él, sino que todo son meros indicios y suposiciones. El abogado destacó que hay muchas contradicciones.

La fiscalía apuntó que el acusado actuó con total desprecio para la salud e integridad psíquica de su esposa desde el año 1975, menospreciándola y humillándola. Así, por cualquier motivo le decía 'tu estás loca', y la culpaba de todo, al tiempo que la amedrentaba. Llegó a un punto, según la fiscal, que le impidió que pudiera trabajar de forma independiente y la golpeaba y zarandeaba.

Los malos tratos ocurrían en el domicilio familiar y la mujer los ocultaba. Si precisaba asistencia médica, la víctima no explicaba cuál era el origen real de las lesiones que presentaba. En diciembre de 2012, tuvo que ser atendida en el hospital de Son Llàtzer por dolor lumbar, ya que el encausado, tras discutir con ella, le propinó un empujón cuando bajaba del vehículo que la hizo caer al suelo. En otra ocasión, en septiembre de 2013, tras otra disputa conyugal, él la cogió por el cuello, la zarandeó y la empujó sobre la cama del dormitorio. El acusado proyectaba esta actitud de dominación y violencia verbal también sobre sus tres hijos. En 2016, según la fiscalía, el sospechoso dio un empujón a la mujer contra la encimera de la cocina y ella tomó la decisión de separarse y de salir de casa.