La magistrada del juzgado de lo Penal número 4 de Palma deberá determinar si hubo engaño y, por tanto delito, en una operación que realizaron dos empresas mallorquinas que se asociaron para construir un hotel de lujo en Cancún, en México. Miguel Nicolau, su hijo Guillermo, un directivo de Invernostra, José María Navarro, y un apoderado de Sa Nostra, Juan Mir, se sentaron ayer en el banquillo acusados de un delito de apropiación indebida. Se les pide, además de la pena de cuatro años de prisión, 36 millones de euros de indemnización, dinero que se reclama a Bankia (que absorvió a Sa Nostra) como responsable civil.

Este conflicto empresarial, que también se dirime en juzgados de México y de Holanda, deriva de la denuncia que presentó la familia Lliteras, que impulsó hace unos diez años la construcción de lujo en Cancún. La empresa que realizaba el proyecto buscó un socio capitalista y, a través de Sa Nostra, se recomendó al empresario mallorquín Nicolau, que adquirió la mitad de la sociedad.

Según sostiene la abogada de la acusación, Carolina Ruiz, su clienta fue engañada a través de una operación de ampliación de capital y por un posterior préstamo de 43 millones de dólares que avalaron varias entidades bancarias. El hotel quedó hipotecado por este préstamo. La ampliación de capital representó la entrada en el consejo de administración de la empresa del directivo de Invernostra, provocando que la familia Lliteras dejara de representar la mayoría del capital, siendo apartada de la gestión.

El empresario Nicolau, cuyo negocio estaba en preconcurso, consiguió un préstamo de más de 36 millones de euros, avalando la operación con el hotel de México. Teóricamente, este dinero debía servir para que el negocio de Cancún arrancara, pero no fue así. El capital obtenido se destinó a tapar otros agujeros económicos que tenía la familia Nicolau, que logró salir del preconcurso gracias a esta inyección de dinero.

El empresario Miguel Nicolau, defendido por el abogado Llorenç Salvà, no cuestiona que el préstamo que obtuvo de Sa Nostra lo destinó a otros negocios en vez de invertirlo en el hotel. Sin embargo, sostiene que no ha provocado ningún perjuicio económico a su exsocia, Margarita Lliteras, dado que su participación en la sociedad era mínima. En el mismo sentido, declaró su hijo.

Por su parte, el empleado de Invernostra (la empresa inmobiliaria de Sa Nostra), defendido por el abogado Eduardo Valdivia, aseguró que la operación de inversión en este proyecto en México vino avalado por el Consejo de Administración. Dijo que era lógico que entrara en el Consejo de la empresa propietaria del hotel, ya que lo hizo para controlar la inversión.

Por su parte, el apoderado de Sa Nostra, que firmó el préstamo hipotecario, se desvinculó de la operación, señalando que se limitó a representar al banco en la firma ante el notario.

Margarita Lliteras, la denunciante, asegura que buscó un socio solvente para terminar el proyecto del hotel y que fue Pau Dolç, presidente de Sa Nostra, el que le recomendó al empresario Nicolau. “Me dijo que era solvente y que detrás de él estaba el banco”. Por ello, le vendió la mitad de la sociedad que construía el hotel. La mujer reclama una indemnización de tres millones de euros por el lucro cesante perdido y por el daño moral sufrido. El juicio continuará hoy con la declaración de Pau Dolç como testigo.

Expulsada a punta de pistola del hotel

Margarita Lliteras, la denunciante, explicó a la magistrada Francisca Ramis que ella vivía en el hotel de lujo de Cancún. Sin embargo, después de la ampliación de capital, por la que perdió el control de la empresa que hasta entonces estaba presidiendo, fue expulsada de la propiedad. “Me sacaron a punta de pistola del hotel, donde guardaba todos mis recuerdos”. Explicó que el único capital que precisaba el hotel para arrancar eran cinco millones de euros, que se comprometieron a invertir los dos socios de la sociedad. Ella afirmó que puso su parte, pero que Nicolau no lo hizo. Asegura que ha perdido el hotel por culpa de la operación en la que implica a la cúpula de la desaparecida Sa Nostra.