La sentencia del caso Son Espases se ha cerrado en falso y no por culpa de las magistradas Rocío Martín, Gemma Robles y Cristina Díaz, las cuales han elaborado un contundente relato de hechos probados, sino por la omertá que pesa, desde hace décadas, sobre las mordidas millonarias al gobernante de turno y a su partido a cambio de los contratos públicos para obras de enjundia.

En el caso Son Espases ha habido cuatro condenados, dos que ocupaban entre 2005 y 2006 altos cargos en la conselleria de Sanidad, la consellera Aina Castillo y el director general del Ib-Salut Sergi Beltrán; el propio president del Govern, Jaume Matas, y un consultor catalán integrante de las cloacas de los concursos públicos, Jesús Peinado. Pero se ha notado la ausencia, estrepitosa, de la multinacional OHL que estuvo a punto de beneficiarse con la mayor obra pública de Baleares, la construcción del hospital de referencia y su mantenimiento y explotación durante 30 años, un proyecto por el que el Govern ha pagado más de mil millones de euros.

Sombras sobre Florentino

Capítulo aparte son las sombras sobre Florentino Pérez, propietario de Dragados, la empresa que, finalmente, se llevó el gato al agua por decisión de Matas y que ni tan siquiera fue llamado como testigo durante la instrucción.

Ningún alto ejecutivo de la constructora ni su presidente-propietario, Juan Miguel Villar Mir, se han sentado en el banquillo. Villar Mir y uno de sus ejecutivos, José Magán, estuvieron imputados en la causa, pero el juez Castro no tuvo más remedio que archivar la causa contra ellos porque las acusaciones no veían indicios para llevarlos a juicio.

La sentencia, que ocupa 77 folios, hace una detallada narración de cómo el todopoderoso president del Govern del PP Jaume Matas teledirigió, a través de sus peones en el Ejecutivo y en otras instancias, todo el proceso de adjudicación de Son Espases a la oferta de Villar Mir, que competía con otros cuatro licitadores. Pero en el aire queda la pregunta del millón, o de los 30 millones de soborno (según fuentes sin confirmar), ¿para qué todas la trampas y esfuerzos del tahúr Matas si él o su partido no iban a conseguir nada a cambio de OHL?

El pétreo silencio sobre los cohechos en obras públicas ha podido más que las ansias por averiguar la verdad del juez José Castro, del entonces fiscal anticorrupción Pedro Horrach y de la abogada del Govern María Ángeles Berrocal. Los tres juristas pincharon en hueso, como también le ocurrió a la pomposa comisión del Parlament sobre el hospital que sucedió a Son Dureta, que funcionó entre 2014 y 2015.

El fallo, no obstante, establece algunos importantes hitos en una historia que se empezó a fraguar en 2002 y que 17 años después sigue con capítulos oscuros, que muy probablemente nunca se aclararán.

El primer hecho capital es que Jaume Matas candidato a president del Govern en las elecciones de mayo del 2003, "anunció que, en caso de resultar elegido, construiría un nuevo centro hospitalario (público) en la zona de Son Espases", hasta entonces una desconocida finca agrícola colindante con el monasterio de es Secar de la Real.

Cena madridista

Las juezas corroboran, sin mencionarlo, el dato de que Matas, que luego renunció al ministerio de Medio Ambiente para ser candidato al Govern, escogió él mismo la ubicación, tal y como adelantó Diario de Mallorca. Este periódico desveló que el líder conservador desveló, en una cena tras un partido del Real Madrid celebrada el 10 de abril del 2002, a varios constructores, promotores y notables de Mallorca la ubicación del nuevo Son Dureta. Sus oyentes se apresuraron a comprar predios en la zona, previendo futuros y suculentos pelotazos urbanísticos. Entre los adquirientes de terrenos se halló el empresario de la noche Bartolomé Cursach, hoy acusado de liderar una trama de corrupción.

El segundo elemento es que el candidato del PP decidió hacer un nuevo hospital, cuando ya estaba prevista, y presupuestada, la reforma y modernización, por fases, de Son Dureta. Matas se movía en su mundo de obras faraónicas -Son Espases, el Palma Arena, el Metro, la Ópera- proyectos de costes desmesurados y muy probablemente innecesarios, pero que le daban una vitola de gobernante activo y modernizador.

La Audiencia describe después el paripé entre Cort y el Ibsalut para aparentar que hacían un proceso de selección objetivo de las posibles ubicaciones del centro hospitalario y camuflar que se plegaban al "hágase" del president.

El tercer hito es que Matas tenía sus hombres de confianza en todas las instituciones y para Son Espases puso al mando a Sergi Beltrán, "quien ya había trabajado en el ministerio de Medio Ambiente como director general de Infraestructuras de la empresa pública Trasvase S.A., tras ser designado por el entonces ministro".

Beltrán fue nombrado director general del Ibsalut y como tal "órgano de contratación" del hospital. La sentencia cuenta, y no para, todas las trapacerías que Beltrán, defendido por Gaspar Oliver y que acabó confesando su papel en la trama, hizo en el concurso de Son Espases para cumplir las órdenes de Matas de que la obra pública acabara en manos de OHL. Otro fiel colaborador del president fue Juan Manuel Sanz, director económico financiero del Ib-Salut y presidente de la mesa de contratación. Sanz falleció hace años y no pudo ser juzgado.

El tribunal destaca el protagonismo que tuvo en este año la consellera de Salut Aina Castillo, representada por Eduardo Ruiz de Erenchun. La sentencia alaba el coraje que tuvo la expolítica al desvelar, una vez iniciada la investigación, el grueso de la trama: "Aina Castillo reconoció los hechos objeto de acusación cuando no existía ningún indicio de su comisión y participó en su descubrimiento facilitando datos relevantes y trascendentales para la instrucción del procedimiento, que se inició tras su declaración voluntaria en la fiscalía anticorrupción".

El sobre viajero

La cuarta verdad declarada probada es que Aina Castillo recibió de manos de Jaume Matas y en la cafetería del gimnasio de Cursach Megasport un sobre sin abrir, donde constaban las instrucciones técnicas para que la consultora catalana Global PM, propiedad de Jesús Peinado, diese ganadora del concurso a OHL.

"La acusada entregó el sobre sin abrirlo al acusado Sergi Beltrán, indicándole que procedía del propio president Matas y que era referente a Son Espases, quien a su vez lo hizo llegar, sin abrirlo a su subordinado Juan Sanz", que presumiblemente lo entregó a sus destinatarios: los técnicos que Global PM desplazó a Palma para valorar las ofertas.

Aquellas directrices no pudieron venir más que de la propia OHL, que estaba en desventaja frente al proyecto presentado por Florentino Pérez, ya que éste ascendía a 635 millones y el suyo costaba 740 millones. Más aquí surge otra vez la penumbra.

Jesús Peinado es calificado en la sentencia de "consultor de cabecera de Jaume Matas", aunque sería mejor llamarlo empresario afín al PP. Peinado fue contratado de manera fraudulenta por el Govern, según las magistradas, y su función en la historia era manipular las valoraciones para que ganasen los amigos de Matas, o sea OHL.

El president se las ingenió para que, a pesar de que las evaluaciones de las plicas las tenía que hacer otra consultora, fue Peinado quien ocupó ese trascendental papel en el entramado y lo hizo ninguneando a los servicios técnicos del Ib-Salut.

Las juezas destacan que "ni el president Jaume Matas, ni el órgano de contratación, ni la consellera de Salut tenían competencia alguna sobre el desarrollo de la mesa de contratación, órgano con un perfil eminentemente técnico y las órdenes revestidas de sugerencias, dirigidas (por Matas, Castillo y Beltrán) a la misma constituyen una vulneración flagrante de la independencia e imparcialidad de que goza la misma".

Los héroes de la mesa

La quinta realidad son las múltiples consignas y órdenes que Matas dio, indirectamente, a la mesa de contratación para que ganara Villar Mir, aunque finalmente triunfara Florentino Pérez. Entre los técnicos de la mesa de contratación hubo dos: Javier Vázquez, jefe de la asesoría jurídica del Ib-Salut, y Pilar Ramos, secretaria de la mesa, que mostraron valientemente su oposición a algunas de las presiones y jugarretas de los corruptos contra la mesa de contratación, según resalta el tribunal.

El sexto hito fue una noticia. Cuando todo parecía que Villar Mir iba a conseguir su hospital, el periódico El Mundo publicó, el 21 de julio del 2006, que OHL era la oferta "ganadora"El Mundo a pesar de que su proyecto costaba 100 millones de euros más que el de Florentino Pérez.

Aquella información trastocó la hoja de ruta y causó un terremoto en el concurso de adjudicación. Matas reaccionó ordenando la suspensión del proceso y disponiendo que el Consell Consultiu, el máximo órgano asesor del Govern, emitiera un informe revisando los protocolos aplicados por la manipuladora Global PM en las valoraciones de los concursantes.

Matas tenía en el Consell Consultiu un amigo, el fallecido presidente del órgano Miquel Coll, quien se hizo con la ponencia de este peculiar informe. El Consell Consultiu emitió, el 2 de octubre del 2006, su dictamen decantándose a favor de la plica de Dragados por ser la oferta menos gravosa para el Govern. Giro espectacular en la trama.

Pero no todo estaba dicho, Coll propuso que también tuvieran vela en aquel entierro los colegios profesionales de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y de Economistas, que emitieron sendos informes sobre las ofertas. Los economistas se inclinaron por Dragados y los ingenieros por OHL. Ganó Dragados.

Las magistradas muestran su perplejidad ante los avatares que sufrió la adjudicación en su última fase, pero concluyen que, fuera por lo que fuera, el cerebro de todo aquello fue Matas. "No sabemos si esas actuaciones fueron realizadas para salir del atolladero provocado por la noticia del periódico, o era otro brindis al sol, pero lo que sí dicen los hechos probados es que la mano del president Matas estuvo presente en todo el procedimiento, en todas las fases, en todos los actos".

Misterio

El tribunal afirma desconocer si Matas ordenando la intervención del Consell Consultiu y de los colegios profesionales, "seguía con su propósito de que fuera OHL la adjudicataria, finalmente de la concesión", pero lo cierto es que triunfó Florentino Pérez.

Como epílogo podemos decir que investigaciones en marcha en la Audiencia Nacional contra OHL podrían haber iluminado Son Espases. Más tampoco ha habido suerte. Dos antiguos ejecutivos grabaron, durante años, conversaciones de cohechos millonarios por obras públicas y llevaron una contabilidad paralela de los sobornos pagados. En esa abundante prueba no hay pistas sobre pagos por Son Espases. ¿Caso cerrado?