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Historia

Félix Pons a Felipe González: "La vía de la revolución se agotó"

El exministro y expresidente del Congreso guio ideológicamente a su secretario general en los 80

Los dirigentes socialistas Félix Pons y Felipe González. Efe

“La vía de la revolución parece que agotó sus posibilidades antes que el reformismo”, escribió en febrero de 1986 el entonces ministro de Administración Territorial, Félix Pons Irazazábal, al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE Felipe González, según una carta resucitada ahora del olvido por el archivo de la Fundación Felipe González.

Esta fundación ha abierto al público parte de su valioso fondo documental, entre el que se hallan decenas de cartas de particulares y personalidades dirigidas al líder socialista y que éste guardó para la memoria histórica.

Los años ochenta eran otros tiempos, donde la gente (para pasmo de la generación internet) se comunicaba a través de epístolas. Pons, uno de los intelectuales más notables del socialismo, tenía la suficiente ascendencia sobre su “compañero” Felipe González para recomendarle artículos del Nouvel Observateur sobre el nuevo socialismo o la lectura pausada de una conferencia suya impartida meses antes y con el título de ‘Los límites del reformismo’.

¡Qué tiempos aquellos sin la ansiedad actual, en los cuales las ideas podían reposar semanas antes de ser transmitidas a tu líder! Y no como ahora, donde las ocurrencias se cuelgan, sin apenas ser pensadas, en las redes sociales.

Tus pocos momentos de ocio

“Querido presidente: imagino que a estas alturas preferirás llenar tus inexistentes momentos de ocio con lecturas más refrescantes y de mayor elevación estética”, empezaba su misiva el entonces ministro de Administraciones Territoriales.

“Para cuando tengas un rato me atrevo a enviarte esta conferencia en la que abordé en voz alta preocupaciones y convicciones que seguramente compartes y que la experiencia de Gobierno habrá reforzado”.

En aquellos días el PSOE estaba sufriendo una drástica adaptación, una metamorfosis en la que abandonó el marxismo (en un congreso extraordinario celebrado en 1979) y se afilió a una socialdemocracia blanda. El partido de izquierdas pasó en aquellos años de la pana y el puño en alto a pisar moqueta y al coche oficial.

“Creo importante para nuestro proceso de legitimación más íntimo tener la certeza de que nuestras ideas no evolucionan al dictado de la necesidad sino que las orientamos desde la libertad”, escribió, en un tono pedagógico, un Pons preocupado porque la renovación conllevara una traición a los ideales de cambio de la sociedad.

El malogrado ministro mallorquín había ingresado en el PSOE en 1975, el año de la muerte del dictador Franco y su misiva y discurso fueron remitidos al presidente del Gobierno el 26 de febrero de 1986. Tras las elecciones de junio de ese año fue designado presidente del Congreso de los Diputados, un cargo en el que se mantuvo hasta 1996.

Su carta fue enviada 14 días antes del referéndum sobre la entrada de España en la OTAN, que el Gobierno de González ganó tras traicionar su política antimilitarista y antiyanqui.

La izquierda del siglo XXI

El discurso del también profesor Pons versaba sobre las alternativas ideológicas una vez demostrado que el marxismo llevaba al abismo.

“Me parece una confirmación solemne y autorizada (tras citar a Gerardo Iglesias, secretario general del PCE) de algo que ya sabíamos: que la vía revolucionaria no tiene posibilidades ni atractivo. El problema surge si del dilema revolución o reforma, descartada la revolución, resulta ahora que reforma tampoco”, explica el objetivo de su académico análisis el jurista y político.

Félix Pons disecciona en su escrito remitido a González las tendencias políticas, filosóficas y económicas de los años 80 y extrae consecuencias para el modelo de izquierda en el siglo XXI.

“En el fondo, y a menudo también en la forma, con esplendorosa explicitud, emergen, tanto en las críticas políticas como en las intelectuales, los grandes tópicos que tienen inmovilizado el escenario ideológico ‘oficial’ de la izquierda europa. Así el socialismo reformista constituye una manifestación patológica, una enfermedad lamentable de la izquierda. Una penosa desviación. Un error permanente. Una opción resignada. Una traición. Un vuelo sin meta ni horizonte”, enumera el pensador las censuras a la vía reformista.

Pero Pons no se amilana y, a renglón seguido, exclama: “Si este es el diagnóstico, hay que devolver la salud de esa izquierda. Hay que curarla. Hay que reconducirla al camino de la verdad. Hay que rescatarla del estado de resignación y devolverla al mundo de la utopía. Hay que desenmascarar la traición para conjurar las tentaciones irreverentes”. La conclusión del ministro viene al final de la carta-discurso: “La izquierda reformista es la única opción intelectual y política que no tiene el horizonte cerrado ni marcado.”

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