Un juzgado de Palma ha condenado hoy a un jubilado a penas que suman dos años de prisión por acosar durante dos años y amenazar y coaccionar a su expareja para que volviera con él entre 2016 y 2018.

El pensionista, de más de 60 años, ha reconocido los hechos ante la sala. El hombre hostigó a la perjudicada y también a sus familiares más cercanos. Llegó a decirle a su hija que su madre tenía que ser suya o de nadie. Su objetivo era que la mujer volviera con él. Por ello, merodeaba por los alrededores de su domicilio, la seguía cuando ella acudía al trabajo e incluso de madrugada se presentaba en el portal de su casa y llamaba por el interfono. En otras ocasiones, la telefoneaba desde locutorios de la ciudad.

El acusado se ha declarado hoy autor de un delito de acoso, otro de amenazas y otro de coacciones leves. Ha aceptado una condena total de dos años de cárcel, la prohibición de aproximarse y comunicarse con la perjudicada durante cinco años y la privación del derecho para la tenencia y porte de armas por un periodo de seis años.

El jubilado no ingresará en prisión porque la magistrada, tras dictar sentencia 'in voce' contra él, le ha suspendido la pena de cárcel durante dos años en los que no podrá volver a delinquir. La jueza ha tenido en cuenta que no tiene antecedentes penales en vigor.

Los hechos ocurrieron desde aproximadamente el año 2016, fecha en la que su expareja inició una nueva relación sentimental. Desde entonces y hasta finales de agosto de 2018, el hombre estuvo acosando continuamente a la mujer. El sospechoso se dirigía a ella para que dejase a su nueva pareja y volviera con él, algo a lo que se negó la víctima.

Cuando la perjudicada se cambió de domicilio, el encausado comenzó a hostigar a familiares e incluso a su propia hija a fin de averiguar la dirección de su nueva casa. Cuando supo dónde estaba la nueva vivienda, el jubilado se dedicó a merodear por las inmediaciones, a seguirla cuando acudía a su trabajo e incluso a personarse de madrugada en su portal y llamar a través del interfono o bien directamente la llamaba por teléfono desde distintos locutorios, según la fiscalía.

El pensionista llegó a manifestar a la hija que tienen en común que su madre tenía que ser suya o de nadie. Con posterioridad, un juzgado de Palma dictó una medida cautelar a favor de la víctima.