En el teatro francés del siglo XVIII, la función se interrumpía con frecuencia por una furiosa pelea a golpes entre los actores, que trasladaban a la ficción escénica sus enfrentamientos reales entre bastidores. Mutatis mutandis, la bronca poligonera entre Iago Negueruela y Juan Pedro Yllanes también los arranca de los papeles que interpretan, para trasladarlos a la lucha primitiva por la supervivencia.
Al violar el despacho de su superior para desacreditarlo ante los funcionarios, Negueruela no solo pretendía remarcar desde el primer día quién manda aquí. También atacó, con la furia de un Juan Carlos Monedero, al Yllanes que le arrebató la vicepresidencia prometida al día siguiente de las elecciones. El cañoneo entre el vicepresidente interino de Podemos y el presidente real del PSOE se debe a que el segundo fue a recuperar su cargo, a ajustar cuentas por el reparto de carteras en el Govern.
Negueruela presenta un caso claro de burnout, el político que se ha dejado la piel en un entorno de vagos. La subida de los sueldos de hostelería, el REB, los pactos postelectorales,... Altos cargos que aprecian sus virtudes recuerdan que "no es duro tratando con los sectores económicos, es durísimo". El inspector de Trabajo que quiso desestabilizar a un juez bregado necesita unas vacaciones.
Francina Armengol se rodea de adversarios y los confronta, para emerger siempre vencedora. Ya dispone del primer aviso de que la ausencia de una oposición externa solo garantiza un recrudecimiento de las crisis internas. Dos gladiadores en un solo Govern son demasiados, porque todo colectivo admite un máximo de uno, o de cero si son mallorquines.
Imaginen una Universitat donde un catedrático de Filosofía Moral es condenado por acoso a una profesora, incluida la persecución en automóvil. De no mediar el dramatismo de la situación afrontada por la víctima, un capítulo de una novela de Tom Sharpe. La doctora Lucrecia Burges, acosada según sentencia por el cátedro Miguel Beltrán, no ha recibido noticia tras el fallo del rectorado de la UIB que debió denunciar "unos hechos delictivos", según la magistrada.
El silencio del IB-Dona también se da por supuesto, estarán redactando algún estudio teórico que no incomode a las jerarquías patriarcales. Tampoco ha reaccionado la Direcció Insular d'Igualdat. Allí han aparcado a la fracasada Rosa Cursach, por su desastrosa gestión autonómica en la que no rechistó tras el asesinato de Lucia Patrascu horas después de abandonar el cuartel de la Guardia Civil de Pollença. Y el Govern ultraprogresista nombra director general de Emergencias al coronel Jaime Barceló, responsable de la Benemérita en el momento de los hechos que no supo corregir. También defendió las agresiones a detenidos en manifestaciones grabadas. Enhorabuena, votantes de Podemos, ni el PP se habría atrevido a tanto.
Cuando doy un artículo en adopción a mis lectores, sé que en verano prefieren otras noticias, pero les informo de que Banca March tiene intención de comercializar activos patrimoniales en Mallorca. Y ahí lo dejo. Quienes saben de números vaticinan un agujero de más de 400 millones de euros en las cuentas autonómicas a final de año, con un gasto sanitario fuera de control. Siempre han acertado, esperemos que no esta vez.
La investidura de Pedro Sánchez ha obligado a retrasar la llegada de Letizia Ortiz a Mallorca, ahora que la habíamos conquistado. A propósito, viajo a Madrid con mascarilla porque no debo perderme la exposición del año, consagrada por el Prado a Fra Angelico. En la "Cronología de La Anunciación", la docta institución anota en 1435 que "el obispo de Mallorca, el dominico Julià Tallada, es la primera persona de la península Ibérica que vio el retablo". Somos peninsulares, pues. Vean Yesterday si les gustó Love Actually, pese al repelente protagonista que por fortuna se ve aplastado por las canciones de los Beatles y por la simpar Lily James.
Reflexión dominical Davidiana: "Big Data significa que David perderá siempre con Goliath".
