Los impuestos sostenibles también son una tendencia creciente en el transporte aéreo europeo. Esta semana ha sido Francia la que ha anunciado que a partir de 2020 aplicará una ecotasa a los vuelos que despeguen del país. Entrará en vigor para todas las compañías independientemente de su nacionalidad: 1,5 euros por billete en vuelos interiores o europeos en clase turista y hasta 18 euros en los destinos fuera de la Unión Europea en preferente.

La medida, ya en vigor en otros países , como el Reino Unido, Alemania, Suecia o Noruega, ha sido recibida con rechazo no solo por parte de las patronales galas. Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM), la Agrupación de Agencias de Viajes de Balears y la Asociación de Líneas Aéreas (ALA) se refuta la ecotasa aérea porque a pesar de que apremia la reducción de la contaminación que provoca el transporte aéreo, consideran que la solución no pasa por gravar los vuelos.

El Govern, por su parte, no entra a valorar el impuesto sostenible de la aviación, al tratarse de una competencia estatal, advierte el director general de Cambio Climático, Ferran Rosa. No obstante, aún reconociendo la singular situación del archipiélago y su dependencia del transporte aéreo, sí se aboga porque, hasta que lleguen soluciones tecnológicas que nos permitan reducir el uso masivo del avión, se procure su utilización de forma más racional. Urge mayor toma de conciencia sobre las emisiones de carbono con el transporte aéreo y reaccionar ya, como ponen de manifiesto desde la Universitat de les Illes Balears (UIB).

Para María Frontera, presidenta de la FEHM, la medida del Gobierno francés puede afectar negativamente a la demanda de clientes, "sin tener en cuenta otros efectos, como la pérdida de empleo". Hay unanimidad sobre que se han de buscar fórmulas en pro de un desarrollo más sostenible de la actividad turística, sin embargo "no parece que gravar al cliente con impuestos sea la solución". En lugar de poner "el foco" en el desplazamiento con la ecotasa aérea, Frontera opina que hay que avanzar en implantar sistemas más sostenibles e incentivar el uso de biocombustibles. Llama la atención sobre que "se está desaprovechando la oportunidad" de implementar el Cielo Único Europeo, para reordenar el espacio aéreo con rutas más directas y cortas y reducir así el impacto medioambiental.

"A veces no empleamos el sentido común", alerta Xisco Mulet. El presidente de la patronal de agencias de viajes dice que en Balears "tenemos que usar el avión queramos o no" y alude al mayor grado de contaminación que provoca el transporte terrestre. Mulet avisa también de que la ecotasa aérea conlleva el aumento de las tarifas y niega que vaya a servir para que la gente deje de volar.

Aviones eléctricos

Para ALA, patronal conformada por las aerolíneas nacionales internacionales que operan en España tampoco "la solución" es gravar los vuelos. Ante un problema global como el deterioro ambiental Javier Gándara, presidente de ALA, cree que "lo último" debe ser tomar medidas impositivas país por país, sino afrontar el calentamiento global desde el seno de la UE o a nivel mundial.

Gándara defiende el papel del transporte aéreo por la movilidad mundial y el sector turístico y recuerda que el 80% de los turistas internacionales llegan a España por vía aérea. Mientras, subraya que solo el 2% del total de las emisiones de CO2 a nivel mundial -otras fuentes elevan ese impacto al 5%- provienen de este transporte, al tiempo que las aerolíneas invierten cada vez más en aviones con menor impacto ambiental. El representante de las aerolíneas pone el ejemplo de Easyjet, compañía que dirige en España, y su apoyo al desarrollo del avión eléctrico. La low cost británica espera que el trayecto Ámsterdam-Londres, con más de 40 vuelos diarios, se convierta en la primera ruta aérea eléctrica dentro de diez años.

Respecto a la ecotasa aérea, el doctor en Economía de la UIB Aleix Calveras, la considera "un instrumento adecuado", más cuando es una necesidad urgente adoptar medidas contra el cambio climático antes actividades contaminantes como el transporte aéreo o los cruceros. A Calveras, como economista le sorprende que Francia no apueste por un impuesto sobre el combustible, de manera que las aerolíneas más eficientes y aviones menos contaminantes pagarían menos, lo que sería un incentivo para las empresas. ALA no comparte gravar el queroseno, mientras Rosa afirma que "no tiene sentido la barra libre" de tasas al combustible para la aviación.

Comparativa El Reino Unido, el que más cobra por pasajero

Francia calcula recaudar con la ecotasa unos 180 millones de euros que se dedicarán a financiar infraestructuras de transporte más ecológicas, como las ferroviarias. Si Balears contara con ese impuesto, podría obtener más de 43 millones de euros anuales, a razón de 1,5 euros por los más de 29 millones de pasajeros que pisaron Son Sant Joan en 2018. Su destino podría ser el mismo, invertir en alternativas al avión, observa Pau de Vílchez, subdirector del Laboratorio de Cambio Climático de la UIB.

Reino Unido es el país que más recauda por pasajero, 14,45 euros en trayectos cortos y 86,71 en los largos. Le sigue Alemania (7,38 y 41,49,), Suecia, Noruega y Francia, el país que menos cobrará, según datos de Transport &Environmet.

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