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Lletra menuda

Oleaje de control

Francina Armengol dijo en su discurso de toma de posesión que sería implacable con Madrid en cuanto a exigencias de derechos y capacidad de gestión pública para Balears. La ampliación del área marítima del parque nacional de Cabrera le da la primera oportunidad de llevarlo a la práctica en su renovación de mandato. La presidenta remueve el oleaje de la administración del conjunto del tesoro natural y reclama para el Govern, vía judicial, las 80.779 hectáreas marinas que se han sumado al parque, pero que el Gobierno Sánchez mantiene bajo su control.

Es un litigio necesario pero difícil de entender porque hubiera bastado la lógica, el sentido común y la falta de celos para resolverlo sin eternizar el asunto en el Tribunal Supremo.

El Govern siempre ha gestionado el parque de Cabrera con unos buenos resultados que están a la vista. Sin embargo, de forma incomprensible, en Madrid desvinculan ahora los valores ecológicos del espacio terrestre de los del marino y se guardan las aguas incorporadas a la protección general.

Aunque solo fuera por sentido práctico y economía en la gestión, hubiera sido más sensato dejarlo todo en manos del Govern. Además, no se puede olvidar que Cabrera también es tierra, agua y aire de Balears.

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