El calor inusual registrado el pasado mes de junio unido a la ausencia casi total de precipitaciones ha contribuido a que en estos comienzos de verano haya menos mosquitos, explica el biólogo y profesor de Zoología de la UIB

"La ola de calor que hemos tenido en junio no le ha ido nada bien al mosquito común (Culex pipens), que prefiere temperaturas más bajas, así como las pocas precipitaciones que hemos tenido", apunta el biólogo la explicación a la escasa presencia de estos molestos insectos en estos comienzos de verano.

Los picos poblacionales de los mosquitos vienen con las lluvias primaverales de abril y mayo, continúa. En las zonas agrícolas y áreas como el pla de Sant Jordi, las lluvias provocan que se encharquen y favorecen la eclosión de los huevos puestos la temporada anterior. Como esta temporada ha llovido menos, sobre todo el pasado mes de junio donde las precipitaciones han sido un 98% inferiores a lo habitual en estas fechas, las poblaciones de Culex pipiens y de Aedes caspius han descendido en estas áreas.

"Con temperaturas por encima de los 32 grados, los mosquitos pierden agua por sus orificios respiratorios y tienen más problemas para desarrollarse. Por eso sus picos se producen en primavera y otoño, cuando se registra la temperatura más óptima para ellos, en torno a los 25 grados", señala.

Miranda explica que estas dos especies de mosquitos proliferan en entornos rurales, sobre todo el caspius. El Culex pipiens los alternaría con espacios urbanos, "está por todas partes", apunta el biólogo, mientras que el famoso mosquito tigre (Aedes albopictus) es de carácter eminentemente urbano.

"Sin lugar a dudas, el mosquito tigre es el más predominante ahora en el entorno de mosquito tigrePalma, se mueve en ambientes urbanos y periurbanos. Y no depende tanto de las lluvias porque cría en las macetas con agua y en los jardines de propiedades privadas. También cría en las alcantarillas, pero a nivel público está más controlado porque se realizan campañas para evitar su proliferación", diferencia recomendando a la población que evite dejar reservorios de agua donde este insecto pueda multiplicarse.

Sobre la picadura de este mosquito, que tiene actividad diurna a diferencia de sus congéneres, Miranda señala que, tras ser inicialmente más molesta y dolorosa, se ha ido asimilando por la población. "Las reacciones a sus picaduras se han ido haciendo paulatinamente menos alérgicas", concluye con una buena noticia.