El empresario de la noche Bartolomé Cursach ha recurrido ante el Tribunal Supremo para no tener que cumplir la pena de ocho meses de cárcel, que le impuso, en octubre del año pasado, la Audiencia por tenencia ilícita de una carabina y varias cajas de munición. Cursach sostiene que debe ser absuelto de ese delito, que fue descubierto cuando la Policía registraba su casa tras su detención por presunta corrupción.

La Audiencia de Palma confirmó la condena a ocho meses de prisión al empresario por la tenencia ilícita de una carabina del calibre 22, así como de varias cajas con munición para la misma. Según el tribunal, no se puede descartar el empleo del arma, modelo Remington, en el pasado o en el futuro por el acusado para un fin ilícito.

Cursach fue condenado por el juzgado de lo penal 7 de Palma en junio del 2018 por un delito de tenencia ilícita de armas, sentencia que ratificó la sala segunda de la Audiencia y que ha sido recurrida en casación. Según los hechos probados, cuando la Policía estaba registrando el domicilio de Cursach en la carretera Vieja de Sineu halló la carabina debajo de la cama del empresario, que, al parecer, guardaba el arma por si alguien le atacaba. La carabina no estaba inscrita en el correspondiente registro de la Guardia Civil. El condenado había obtenido la licencia de armas el 15 de abril de 1982, con una validez de cinco años, pero no renovó ese permiso. Se ignora cómo se introdujo la escopeta, procedente de Estados Unidos, en España, pero sí se sabe que el empresario la tuvo en su poder durante muchos años.

La fiscalía anticorrupción recurrió el fallo del juzgado y solicitó una pena más elevada para Bartolomé Cursach, al estimar aplicable la agravante de introducción ilegal de la escopeta en España. El magnate, por su parte, también apeló y pidió su libre absolución o una rebaja de la condena.

El recurso de Cursach postulaba que el registro en su domicilio había sido ilegal, lo que anularía el hallazgo del arma y quitaría validez a otras pruebas incriminatorias usadas en la causa principal del caso. La defensa argumentó también que Cursach no tenía el arma con ningún fin delictivo, lo que era un atenuante, pero el tribunal replica que no se puede descartar la posibilidad de su empleo para algún delito en el pasado o en el futuro.

El empresario alegó también que era una carabina deportiva y que la munición estaba precintada, circunstancias que para la Audiencia no le eximen del delito.

Todos esos argumentos serán planteados ante el Supremo, especialmente el hecho de que Cursach fue interrogado sobre una posible arma sin que su abogado estuviera delante. La sentencia no empezará a ser ejecutada hasta que no adquiera firmeza.