Las clases medias de Balears comienzan a recuperarse, pero las bajas se encuentran más empobrecidas que antes de la crisis, según se desprende de los ingresos declarados por los ciudadanos de las islas a través del IRPF, que la Agencia Tributaria estatal acaba de hacer públicos. Igualmente, aumenta el peso de las personas más enriquecidas. Todo ello refleja una salida de la crisis en la que las desigualdades se han incrementado. Un dato: 362 isleños obtienen más de 600.000 euros anuales.
La información correspondiente al impuesto de la renta de 2017 (hay que recordar que el plazo para presentar las declaraciones respecto a 2018 acaba de concluir) apuntan a que las personas que declaran unos ingresos superiores a los 60.000 euros brutos anuales suponen casi el 4,7% del total (24.068 declarantes), cuando en 2007, antes de iniciarse la crisis, eran el 4,2%. Dentro de este grupo, los que obtienen más de 150.000 euros anuales son el 0,74% (3.824 personas), cuando una década atrás suponían el 0,66%. Es decir, el grupo de los más ricos es ahora más importante que durante la etapa de bonanza anterior.
Los que declaran entre los 30.000 y los 60.000 euros brutos, ya en plena clase media, son 82.483 contribuyentes, un 16% del total, cuando en 2007 suponían el 12,8%, lo que supone un notable incremento.
Por su parte, los que obtienen entre 21.000 y 30.000 euros alcanzan los 80.766, lo que equivale al 15,7% de todas las liquidaciones realizadas, por encima del 14% que se contabilizaba en 2007.
El grupo más numeroso es el de los denominados mileuristas. Los que declararon unas retribuciones dinerarias de 12.000 a 21.000 euros ascienden a 154.317, lo que supone el 30% del total. Justo antes de iniciarse la crisis, equivalían a un 29%.
Hay que tener en cuenta que durante 2017 el mercado laboral de las islas se encontraba ya en una fase de potente recuperación, tanto en el número de personas contratadas como en las horas trabajadas, y además comenzaban a firmarse los primeros convenios colectivos con mejoras apreciables en las retribuciones, como fue el caso del comercio. En 2018 comenzaría a aplicarse el de hostelería, con su fuerte incremento en las retribuciones. Eso hizo que la situación económica de muchas familias comenzara ya a registrar apreciables mejorías.
El colectivo que ha perdido peso es el que ha obtenido entre los 6.000 y los 12.000 euros al año, ya que agrupa a 69.210 declarantes, lo que equivale a un 13,4% del total. En 2007, ese porcentaje era del 23,8%, lo que refleja la fuerte reducción que se ha dado en ese tramo.
Clases más bajas al alza
Por contra, hay un fuerte incremento en el peso de las clases más bajas, es decir, de las que quedan por debajo de los 6.000 euros anuales. Los que declararon ingresos inferiores a ese importe supusieron en 2017 el 20,1% de las liquidaciones realizadas. En 2007 eran el 16,1%.
En este grupo, en 2017 hubo 67.356 baleares que afirmaron recibir entre 1.500 y 6.000 euros al año, 22.952 declararon estar por debajo de los 1.500 euros anuales, y 13.121 no obtuvieron el menor ingreso. Es este último grupo el que más ha crecido.
Este crecimiento del grupo con peores condiciones económicas explica que las organizaciones que prestan ayuda a los colectivos más desfavorecidos estén denunciando la cronificación de los problemas de subsistencia de muchas familias, pero también de las dificultades para llegar a final de mes de muchas familias cuyos miembros disponen de un puesto de trabajo. Hay que tener en cuenta que uno de cada tres contribuyentes de las islas declaró unos ingresos dinerarios inferiores a los 12.000 euros anuales, cuando en Mallorca resulta complicado acceder a alquileres inferiores a los 600 o 700 euros mensuales. Prácticamente otro tercio se mueve entre los 12.000 y los 21.000 euros.
En cualquier caso, hay que señalar que aunque las bolsas de pobreza de las islas sean ahora superiores a las de 2007, si se comparan con las que había en 2016 o 2015 se detecta una tendencia a reducirse de la mano de unas jornadas de trabajo que se han ido prolongando (se han reducido los contratos a tiempo parcial) y a un alargamiento de la temporada turística, lo que ha permitido a muchas personas poder disponer de un salario durante más meses al año.
