Con la victoria de la izquierda en las elecciones de 2015 surfeando las olas de la marea verde contra las políticas educativas del Govern, la Educación se convirtió en la prioridad de la legislatura. Al frente y en el papel de pacificar a la comunidad educativa, el catedrático en pedagogía Martí March (Pollença, 1954). Cuatro años después repetirá. Habiendo quedado atrás la marea verde, hoy los retos en la educación son otros.

Francina Armengol lo incluyó en sus listas de 2015 como independiente y con la vista puesta en que fuera su conseller de Educación. Así fue. Además de sofocar la marea verde tumbando la normativa lingüística de Bauzá que todavía no habían tumbado los tribunales, se comprometió a revertir los recortes en el sector de los cuatro años anteriores. Con mejoras laborales y oposiciones para ampliar y estabilizar las plantillas cumplió.

La mancha de su gestión, la presencia de unos barracones que lejos de desaparecer llegaron a aumentar durante la legislatura. Un fenómeno que ha atribuido a un aumento de la población escolar más rápido que la ampliación de infraestructuras. Con otros cuatro años por delante, acabar con los barracones y culminar nuevos colegios e institutos son uno de sus principales retos. También lo es la gratuidad en la educación de cero a tres años.